Terrence Malick planea dos nuevas películas
Cuando se estrenó "El árbol de la vida" una curiosidad que se destacó de su director, Terrence Malick, era que pese a su edad (67 años) sólo había dirigido cinco largometrajes. Por eso nos ha sorprendido a todos anunciando que en 2012 rodará no una, sino dos películas.
El director de "La delgada línea roja" contará con la presencia de estrellas como Christian Bale, Cate Blanchett y Ryan Gosling. Todo esto sin contar con otro misterioso proyecto que actualmente se encuentra en el proceso de post-producción y en el que aparecen Javier Bardem, Jessica Chastain, Rachel McAdams, Rachel Weisz y Ben Affleck.
Ricky Gervais... ¿vuelve a la carga?
Según el New York Post, el humorista podría volver a ser el presentador de los Globos de Oro, al igual que este año. Parece ser que Gervais ha sido visto en un restaurante acompañado de la presidenta de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (que organiza la gala) y el director de la cadena estadounidense NBC (que la retransmite). Las fuentes del New York Post afirman que "corría el champán". Una cosa está muy clara: si le fichan, el aumento de la audiencia está asegurado.
Para quien esté despistado, recordamos que la labor de Gervais como presentador de la ceremonia de este año no fue muy aplaudida por la industria. Sólo hay que ver el monólogo inicial que hizo para descubrir el porqué. Su humor, ácido y punzante, no le sentó muy bien al presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood por aquel entonces, que indicó que "se había pasado de la raya". Si no lo visteis, echadle un vistazo. Merece la pena.
Se desvelan nuevas incógnitas sobre Bond
La nueva película de la saga de James Bond ya tiene título: "Skyfall". El proyecto ha sido presentado oficialmente esta semana en una rueda de prensa celebrada en Londres. El director, Sam Mendes, desveló que la trama de esta nueva entrega no estará relacionada con las dos películas anteriores protagonizadas por Daniel Craig. Como dijimos hace unas semanas, Javier Bardem hará el papel de villano.
"Skyfall" se estrenará el 26 de agosto del próximo año, fecha simbólica, ya que ese día se cumplirán 50 años de la primera entrega de serie "Bond".
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4 de noviembre de 2011
15 de julio de 2011
Midnight in Paris o La magia de la gran pantalla
Imágenes de París. Planos fijos, en los que sólo se ven las calles de la ciudad y sus edificios. La Torre Eiffel. El museo del Louvre. La catedral de Notre Dame. Montparnasse. La plaza de la Vendôme. Y así durante bastante tiempo. Lo suficiente para llegar a pensar que estamos ante otro publirreportaje como fue Vicky Cristina Barcelona (Allen, 2008). Pero no. Esta película, por suerte, es mucho más.
El secretismo que rodeó desde el principio a la película Midnight en Paris continuó más allá del rodaje. En algunas críticas y artículos se puede leer que “es mejor no saber nada del argumento de la película antes de verla”. Así que obedientemente anduve con mucho cuidado para no enterarme de qué iba. Y después de verla puedo decir que SÍ; efectivamente, es mejor no saber nada.
Veo Midnight in Paris y veo lo mejor de Woody Allen. Veo la imaginación y la magia de La rosa púrpura de El Cairo. Veo magníficas interpretaciones, tanto de los personajes protagonistas como de los secundarios, como en Match Point. Veo (y escucho) ingeniosos diálogos con toques de humor, como en Manhattan. Y no veo a Woody Allen por ninguna parte, lo que para variar está bastante bien.
Los sueños, la realidad, el presente, el pasado, el amor y París. Con estos seis elementos Allen va construyendo una historia que hace sonreír. Que nos hace trasladarnos a otro lugar e imaginarnos a nosotros mismos dentro de la trama. Durante una hora y media nos evadimos completamente y nos sumergimos en París y en la magia de la historia, como hacían los espectadores que acudían a los cines durante la Gran Depresión, intentando olvidar sus miserias.
Por la pantalla van pasando diferentes actores y actrices, realizando a la perfección su labor. Y no, esto no va por Carla Bruni, que en la película ni va ni viene, a pesar de todo el bombo que se dio a su pequeña intervención. Pero sí por Owen Wilson, al que le sienta muy bien dejar de lado las comedias chorras con perros, figuras de museos y demás. Rachel McAdams, a la que espero ver en muchas películas más. Marion Cotillard, una de mis actrices favoritas, y que me sigue dando motivos para serlo. Corey Stoll, que interpreta a uno de los personajes más memorables de la película y nos deja algunas de las mejores frases. Michael Sheen, al que se acaba odiando, lo que significa que hace bien su papel. Y Kathy Bates, la eterna e impecable actriz secundaria. Estos son sólo algunos nombres, pero la lista sigue y sigue.
Así que lo mejor es dejarse sorprender poco a poco y sobre todo no ver ningún tráiler de la película. No sería ninguna tragedia, porque se puede disfrutar de la película igualmente, pero conocer el argumento sería el equivalente a saber el final en una película de suspense antes de verla. Y por favor: hay que verla en versión original. Los personajes mezclan el inglés, francés y español en sus conversaciones, dependiendo de su procedencia. Seguramente (no lo sé, pero lo hacen casi siempre) el doblaje asesinará estas diferencias, convirtiéndolo todo en español y, Dios no lo quiera, español afrancesado.
Para finalizar, sólo falta decir lo peor de la película… y es que da muchísimas ganas de volar a París. Pero merece la pena.
El secretismo que rodeó desde el principio a la película Midnight en Paris continuó más allá del rodaje. En algunas críticas y artículos se puede leer que “es mejor no saber nada del argumento de la película antes de verla”. Así que obedientemente anduve con mucho cuidado para no enterarme de qué iba. Y después de verla puedo decir que SÍ; efectivamente, es mejor no saber nada.
Veo Midnight in Paris y veo lo mejor de Woody Allen. Veo la imaginación y la magia de La rosa púrpura de El Cairo. Veo magníficas interpretaciones, tanto de los personajes protagonistas como de los secundarios, como en Match Point. Veo (y escucho) ingeniosos diálogos con toques de humor, como en Manhattan. Y no veo a Woody Allen por ninguna parte, lo que para variar está bastante bien.
Los sueños, la realidad, el presente, el pasado, el amor y París. Con estos seis elementos Allen va construyendo una historia que hace sonreír. Que nos hace trasladarnos a otro lugar e imaginarnos a nosotros mismos dentro de la trama. Durante una hora y media nos evadimos completamente y nos sumergimos en París y en la magia de la historia, como hacían los espectadores que acudían a los cines durante la Gran Depresión, intentando olvidar sus miserias.
Por la pantalla van pasando diferentes actores y actrices, realizando a la perfección su labor. Y no, esto no va por Carla Bruni, que en la película ni va ni viene, a pesar de todo el bombo que se dio a su pequeña intervención. Pero sí por Owen Wilson, al que le sienta muy bien dejar de lado las comedias chorras con perros, figuras de museos y demás. Rachel McAdams, a la que espero ver en muchas películas más. Marion Cotillard, una de mis actrices favoritas, y que me sigue dando motivos para serlo. Corey Stoll, que interpreta a uno de los personajes más memorables de la película y nos deja algunas de las mejores frases. Michael Sheen, al que se acaba odiando, lo que significa que hace bien su papel. Y Kathy Bates, la eterna e impecable actriz secundaria. Estos son sólo algunos nombres, pero la lista sigue y sigue.
Así que lo mejor es dejarse sorprender poco a poco y sobre todo no ver ningún tráiler de la película. No sería ninguna tragedia, porque se puede disfrutar de la película igualmente, pero conocer el argumento sería el equivalente a saber el final en una película de suspense antes de verla. Y por favor: hay que verla en versión original. Los personajes mezclan el inglés, francés y español en sus conversaciones, dependiendo de su procedencia. Seguramente (no lo sé, pero lo hacen casi siempre) el doblaje asesinará estas diferencias, convirtiéndolo todo en español y, Dios no lo quiera, español afrancesado.
Para finalizar, sólo falta decir lo peor de la película… y es que da muchísimas ganas de volar a París. Pero merece la pena.
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