Es la cara del cine clásico. El actor fetiche de Hitchcock. El sueño que Billy Wilder nunca pudo alcanzar. El hombre que rechazó ser 007. El actor que, a pesar de haber participado en más de 70 películas, nunca interpretó a un villano. El británico que logró subir a la cima de la industria estadounidense. Uno de los actores más reconocidos de la historia, que siempre alcanza los primeros puestos en los rankings de mejores intérpretes.
Durante una entrevista, le dijeron "Todo el mundo querría ser Cary Grant". Él contestó: "Yo también". El día 29 de noviembre se cumplirán 25 años de su fallecimiento.
Estas son cinco de las obras más destacadas de la carrera del actor. Las distintas facetas del Grant, en cinco películas.
La fiera de mi niña (1938)
Una divertida Katharine Hepburn volvía loco a Cary Grant en esta película de Howard Hawks. El paleontólogo David Huxley (Grant) busca una subvención para su museo que puede concederle la señora Random. Los problemas llegan cuando conoce a su sobrina Susan (Hepburn), una chica alocada que intenta cuidar, infructuosamente, nada más y nada menos que de un leopardo.
Según afirmó el American Film Institute en su lista de las 100 películas más divertidas, esta se sitúa en el puesto número 14. Hepburn se convierte con este film en una de las mejores parejas que ha tenido Grant en la ficción.
Con la muerte en los talones (1959)
Aquí Grant interpretaba a un ejecutivo publicitario al que perseguían, al confundirlo por error con un agente del gobierno. Eva Marie Saint era su pareja en la película, aunque la idea inicial del estudio era que fuera Sophia Loren. La escena en la que Grant corre perseguido por una avioneta y la final en el monte Rushmore son míticas.
Esta es una obra clave en la filmografía de Hitchcock y está reconocida como una de las mejores películas de la historia del cine (consiguió el puesto 55 en la clasificación del American Film Institute).
Arsénico por compasión (1944)
Las hermanas Brewster son unas adorables ancianitas que siempre están pendientes de ayudar al prójimo. Hacen todo lo posible para aliviar la soledad de sus vecinos, y entre sus métodos se encuentra el arsénico. El día de Halloween, su sobrino Mortimer (Grant) llega para comunicarles que se ha casado, pero en contra de sus deseos se verá encerrado en una situación delirante, en la que tendrá que ayudar a sus tías para que no descubran los cadáveres que van dejando.
Esta película de Frank Capra es un clásico de la comedia. Está basada en la obra de teatro del mismo nombre.
Sólo los ángeles tienen alas (1939)
El mundo de la aviación fue el gran protagonista de esta obra de Howard Hawks, en la que Grant interpreta al manager de una compañía aérea, quien tiene que tomar una serie de decisiones arriesgadas para que funcione su negocio. Junto a él aparecían Jean Arthur y Rita Hayworth. La historia se sitúa en América del Sur.
Arthur tuvo problemas durante el rodaje con el director, ya que no conectaban por su manera de trabajar. Cosa que no ocurría con Grant, con quien Hawks también rodó otras tres películas, entre ellas, "Luna nueva" (1940).
Charada (1963)
Stanley Donen dirigió esta película con aires hitchconianos situada en París. Audrey Hepburn se convertía aquí en la pareja cinematográfica de Grant, e interpretaba a Reggie, una mujer cuyo marido ha muerto en circunstancias misteriosas. A partir de aquí comienza una historia de agentes secretos, mentiras y traiciones, en la que el misterioso personaje de Cary Grant, Peter, intentará a ayudar a la recién viuda.
Esta fue una de las últimas películas de Grant, quien se dio cuenta de que no podía seguir estirando su registro como galán cinematográfico. Entre él y Hepburn había un cuarto de siglo de diferencia.
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15 de noviembre de 2011
24 de junio de 2011
El verano en los 50
¡Ya estamos oficialmente en verano! Y con él llegan las rebajas, el calor (sí, aún más) y el tiempo libre. Para aprovecharlo, os presento dos propuestas del cine clásico de los 50 muy diferentes entre sí relacionadas con este periodo.
La tentación vive arriba (Billy Wilder, 1955)
Aunque no sea una de las mejores películas de Wilder es una comedia que tiene buenos momentos, más allá del famoso momento del vestido de Marilyn. El punto de partida es el inicio del verano, cuando las esposas e hijos de los hombres de la ciudad se van de vacaciones, dejando al marido solo en la ciudad y trabajando. En esta película, Tom Ewell interpreta a uno de esos maridos. Contento de quedarse solo en casa, descubre que una atractiva mujer (Monroe) ha alquilado el apartamento de arriba.
Las cosas, cuando ocurren en nuestra imaginación, se alejan considerablemente de la realidad. Wilder aprovecha esto para ironizar y hacer que nos riamos de nuestros delirios de grandeza ocasionales, nuestras paranoias y en general el comportamiento masculino cuando hay una mujer de por medio.
Lo mejor: los diálogos.
Lo peor: la desesperación que puede provocar el comportamiento del protagonista.
De repente, el último verano (Joseph L. Mankiewicz, 1959)
Esta película de suspense está basada en la novela homónima de Tennessee Williams. En el reparto destacan sobre todo Katharine Hepburn y Elizabeth Taylor, ambas nominadas al Oscar por este papel (aunque finalmente ninguna de las dos se llevara el premio). También aparece como uno de los protagonistas Montgomery Clift, al que también hemos visto en películas como “Yo confieso” o “De aquí a la eternidad”.
La señora Venable (Hepburn) ofrece una cuantiosa donación a la clínica en la que trabaja el doctor Cuckrowicz (Clift), a cambio de que operen a su sobrina Catherine (Taylor). Venable insiste en que el doctor le realice una lobotomía, ya que desde el shock que sufrió tras la muerte de su primo Sebastian en el verano, no ha vuelto a ser la misma. Sin embargo, el doctor duda si realmente Catherine necesita esa operación. El argumento se construye alrededor del misterioso (y ausente) personaje de Sebastian, hijo de la señora Venable y primo de Catherine, al que se halaga y atribuyen características casi divinas, como pasaba con el personaje de Kurtz en “El corazón de las tinieblas”, la novela de Joseph Conrad.
Lo mejor: las actrices protagonistas y la aparición de Hepburn en la película.
Lo peor: verla doblada y no escuchar las auténticas voces de los actores.
La tentación vive arriba (Billy Wilder, 1955)
Aunque no sea una de las mejores películas de Wilder es una comedia que tiene buenos momentos, más allá del famoso momento del vestido de Marilyn. El punto de partida es el inicio del verano, cuando las esposas e hijos de los hombres de la ciudad se van de vacaciones, dejando al marido solo en la ciudad y trabajando. En esta película, Tom Ewell interpreta a uno de esos maridos. Contento de quedarse solo en casa, descubre que una atractiva mujer (Monroe) ha alquilado el apartamento de arriba.
Las cosas, cuando ocurren en nuestra imaginación, se alejan considerablemente de la realidad. Wilder aprovecha esto para ironizar y hacer que nos riamos de nuestros delirios de grandeza ocasionales, nuestras paranoias y en general el comportamiento masculino cuando hay una mujer de por medio.
Lo mejor: los diálogos.
Lo peor: la desesperación que puede provocar el comportamiento del protagonista.
De repente, el último verano (Joseph L. Mankiewicz, 1959)
Esta película de suspense está basada en la novela homónima de Tennessee Williams. En el reparto destacan sobre todo Katharine Hepburn y Elizabeth Taylor, ambas nominadas al Oscar por este papel (aunque finalmente ninguna de las dos se llevara el premio). También aparece como uno de los protagonistas Montgomery Clift, al que también hemos visto en películas como “Yo confieso” o “De aquí a la eternidad”.
La señora Venable (Hepburn) ofrece una cuantiosa donación a la clínica en la que trabaja el doctor Cuckrowicz (Clift), a cambio de que operen a su sobrina Catherine (Taylor). Venable insiste en que el doctor le realice una lobotomía, ya que desde el shock que sufrió tras la muerte de su primo Sebastian en el verano, no ha vuelto a ser la misma. Sin embargo, el doctor duda si realmente Catherine necesita esa operación. El argumento se construye alrededor del misterioso (y ausente) personaje de Sebastian, hijo de la señora Venable y primo de Catherine, al que se halaga y atribuyen características casi divinas, como pasaba con el personaje de Kurtz en “El corazón de las tinieblas”, la novela de Joseph Conrad.
Lo mejor: las actrices protagonistas y la aparición de Hepburn en la película.
Lo peor: verla doblada y no escuchar las auténticas voces de los actores.
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