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3 de febrero de 2012

'Moneyball': The unfair game

El béisbol, ese deporte que tanto gusta en los Estados Unidos y que aquí no acabamos de entender del todo. Probablemente, el conocimiento que tenemos la mayoría de nosotros del béisbol está forjado por todas las películas que hemos devorado en las cuales aparece este deporte. ¿Quién no ha visto alguna vez a ese niño que espera ansiosamente a que su padre venga a verle a un partido? Todo un clásico. La película "Moneyball: rompiendo las reglas", que se estrena hoy en los cines de España, es otra de estas películas que hablan de uno de los deportes estadounidenses por excelencia.


Dirigida por Bennett Miller, "Moneyball" está basada en una historia real, centrada en Billy Beane, el manager de los A's de Oakland. Para la nueva temporada, Beane decide poner en marcha un nuevo sistema de fichajes para reorganizar el equipo: no se dejará llevar por la fama de los jugadores ni por los grandes nombres, sino que buscará talentos ocultos o infravalorados. En vez de buscar a unos cuantos jugadores a los que se les considere como "los mejores", se basará en la búsqueda de un equipo que dé buenos resultados en su conjunto. Para ello, se ayuda de un método estadístico que determina el valor real de los jugadores.

En algunos medios se afirma que no hace falta ser un fan del béisbol para disfrutar de "Moneyball". Eso es cierto, pero también es verdad que es una película que se disfruta plenamente si se conoce algo de este mundo o, al menos, si se tiene pasión por el deporte. Evidentemente, esta película llegará más al público estadounidense y a los seguidores del béisbol. Los hechos se sitúan en un período muy reciente (2001) y el film está lleno de momentos basados en charlas sobre las virtudes de ciertos deportistas, su juego, relaciones con otros equipos... con lo que alguien que sea ajeno totalmente a este mundo puede sentirse despistado en algún momento.


Sin embargo, como ocurre con todas las películas, "Moneyball" está basada en valores universales, lo que hace que podamos seguir el film y meternos en él. Puede que no conozcamos los nombres de David Justice, Scott Hatteberg o Art Howe, pero sí conocemos lo que es la pasión por el deporte, el riesgo, el fracaso, la frustración y la constancia. Y precisamente por esto, la obra de Miller está abierta para todos públicos.

Uno de los elementos de la película que harán que todo tipo de espectadores acudan a verla tiene nombre propio: Brad Pitt, que realiza el papel del manager. Está claro que es un intérprete que puede hacer maravillas: atrae a miles de personas amantes del cine comercial a las salas de "El árbol de la vida", convierte (casi) todo lo que toca en película nominada en las galas de premios... Pitt es un estupendo actor cuyo talento interpretativo queda parcialmente oculto -no para todas las personas, obviamente- tras su eterna imagen de rompecorazones, al igual que su amigo Clooney. En "Moneyball" es omnipresente, el protagonista absoluto, como se puede entrever en el póster promocional. Jonah Hill y Philip Seymour Hoffman (este último en menor medida) le acompañan. Brad Pitt y Jonah Hill han sido nominados a los Oscar de este año por sus interpretaciones, aunque con toda probabilidad se irán con las manos vacías. Lo mismo ocurrirá en su candidatura como Mejor película. Además, tiene otras tres nominaciones (Sonido, montaje, guión adaptado).


Precisamente, lo mejor de la película es esto último, su guión, una adaptación de la novela "Moneyball: El arte de ganar un juego injusto", de Michael Lewis. Se nota la presencia de Aaron Sorkin, quien también firmó el guión de "La red social", ya que los aires del film recuerdan ligeramente a la historia del creador de Facebook. El otro autor del libreto es Steven Zaillian, guionista de películas tan reconocidas como "La lista de Schindler" y "American Gangster".

"Moneyball" es un ejercicio interesante para analizar los entresijos del deporte (en general, ya no sólo el béisbol) y el concepto de ganadores y perdedores, dejándonos una reflexión sobre el riesgo y sus consecuencias. Que nadie se espere la típica película yanqui de béisbol, porque este largometraje va más allá. Aún así, tratar con solemnidad y como una cuestión trascendental un deporte puede despertar indiferencia a más de uno, con lo que el mensaje perderá su brillo. De esta forma, "Moneyball" encuentra su peor enemigo en los momentos finales, en los que podemos llegar a preguntarnos: ¿Y a mí, qué?

29 de septiembre de 2011

'El árbol de la vida': Hope. Wonder. Forgive. Love.

Si hay una película de la cartelera que está causando polémica es "El árbol de la vida", del director Terrence Malick. El fin de semana de su estreno fue número uno en la taquilla española y se ha ganado los halagos de los críticos cinematográficos. Además, en el Festival de Cannes se llevó la Palma de Oro. Aún así, la reacción de una gran parte de los espectadores tras ver la película es negativa. Muchos incluso abandonan la sala. De hecho, en unos cines de Cataluña te cambian la entrada por la de otra película si te sales durante en la primera media hora. Mientras, otros la califican como "obra maestra".


El cartel de la película tira mucho. En concreto, Brad Pitt tiene una gran repercusión. Por eso muchos decidieron ir al cine simplemente porque vieron en ese cartel el nombre de Pitt junto con el de Sean Penn. Y ahí encontramos el primer gran problema de los espectadores que salieron decepcionados de las salas: la falta de información. Independientemente de si después de verla nos gusta la película o no, es fundamental saber qué tipo de película vamos a ver.

"El árbol de la vida" es compleja de explicar y de enmarcar porque no hay muchos largometrajes en el cine actual que se le parezcan. El ritmo de la película es lento, cosa que en principio no es ni buena ni mala; sólo es un hecho. Esto puede que le choque a algunos espectadores, ya que vivimos en un mundo en el que la rapidez y la acción es fundamental. También el director utiliza un lenguaje cinematográfico distinto al que estamos acostumbrados. En definitiva, no estamos ante una película normal y corriente.


La historia comienza cuando el matrimonio O'Brien se entera de que su hijo de 19 años ha fallecido. Tras esto, damos un salto en el tiempo y conocemos al personaje interpretado por Sean Penn. Se trata de Jack, y es otro de los hijos del matrimonio (concretamente, es el hijo mayor). A partir de aquí Malick realiza un retrato de la infancia de Jack, desde su nacimiento. La película tiene una parte bastante "chocante": en un momento determinado del comienzo, la narración se "interrumpe", dejando paso a una serie de imágenes sobre la creación, los planetas, los dinosaurios, seres marinos y demás (como se puede ver el fotograma superior). Aunque las imágenes traten de conectar el inicio de una vida humana con el comienzo de toda vida del universo, su duración injustificada es excesiva (aproximadamente un cuarto de hora).


Una vez ha pasado este (extraño) cuarto de hora, la película se centra en la historia de la infancia de Jack. Encontramos una gran carga teológica: uno de los temas fundamentales es la relación que tienen los personajes protagonistas con Dios, cómo les ayuda y las preguntas que le hacen. "El árbol de la vida" versa sobre una de las grandes cuestiones de la humanidad: ¿Por qué? ¿Por qué a las personas buenas les ocurren cosas malas? Si hay Dios, ¿por qué permite el sufrimiento y las muertes prematuras? La infancia de Jack también está marcada por Dios. De hecho, se desarrolla alrededor de la figura del padre, que tiene una doble dimensión: la relación con su padre biológico (Brad Pitt) y también con Dios, al que también llama Padre.


El reparto realiza unas interpretaciones realmente brillantes. El padre, Brad Pitt, y la madre, una impresionante Jessica Chastain, forman dos ejes fundamentales y muy diferentes en el relato. El otro gran protagonista no es Sean Penn (que por cierto, realiza unas apariciones bastante breves, en comparación con el metraje de la película), sino Hunter McCracken, que da vida a Jack de niño. Todos ellos dirigidos con maestría por Malick, un personaje al que envuelve un cierto aire de misterio, ya que nunca concede entrevistas y hay pocas fotografías suyas. Estudió filosofía en Harvard, hecho que ha marcado su obra profundamente.


Es una película para ver con una mentalidad abierta, disfrutando de cada plano que se ofrece. El epílogo es realmente emocionante, y de lo mejor de las 2 horas y 20 minutos que dura el film. Una obra que nos deja un mensaje para que disfrutemos de la vida, aceptándola con sus cosas malas y sus cosas buenas. Ten esperanza. Asómbrate. Perdona. Ama.