Hace 50 años se estrenó una película que se convirtió en uno de los mejores musicales de la historia del cine: West Side Story. Está basada en el musical de Broadway del mismo nombre y adapta la historia de "Romeo y Julieta" de Shakespeare, cambiando las calles de Verona por las de Manhattan y la lucha entre dos familias por un enfrentamiento entre una banda neoyorquina y otra puertorriqueña.
La película, dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins, se llevó 10 Oscar, incluyendo los de “Mejor película”, “Mejor dirección” (fue la primera vez que se entregó este premio de forma conjunta) y los de “Mejor actor y mejor actriz de reparto”, para George Chakiris y Rita Moreno. Los protagonistas, Natalie Wood y Richard Beymer, ni siquiera fueron nominados, aunque Wood fue ese mismo año candidata a “Mejor actriz” por su papel en Esplendor en la hierba.
Sus roles como Tony y María quedan un poco eclipsados debido a las impresionantes coreografías de las bandas, los “Jets” y los “Sharks”. Todos los números musicales iban a ser llevados por Jerome Robbins, quien había participado en el espectáculo original de Broadway, estrenado en 1957. Sin embargo, Robbins quería que todas las coreografías quedaran perfectas, y la perfección lleva bastante tiempo. Y como en Hollywood el tiempo es oro, Robbins fue expulsado del proyecto cuando sólo tenía completados cuatro números, entre los que se encuentran los mejores de todo el filme: el prólogo, “I feel pretty”, “America” y “Cool”.
West Side Story sigue las pautas generales de la obra de Shakespeare, adaptando momentos como la fiesta en la que se conocen Romeo y Julieta (que pasa a ser un baile), la escena del balcón, la boda, el pretendiente de Julieta (el Conde Paris, que en la película se convierte en un miembro de los Sharks al que llaman “Chino”) o la figura del Príncipe de Verona (elemento mediador entre ambos bandos, que aquí está representado por el agente policial). Aunque en la parte final el argumento se desvía del original de Shakespeare, la moraleja de la historia sigue siendo la misma.
Además de los temas clásicos atribuidos a “Romeo y Julieta”, West Side Story juega con otro importante, el racismo entre los dos bandos, que sustituye al odio entre familias de la obra. Un número de la película muy interesante que refleja este problema es “America”, uno de los más conocidos de la película. Por una parte, los chicos se quejan de los problemas que trae ser de Puerto Rico en Estados Unidos. Por otra, las chicas sólo ven una tierra de oportunidades, donde todo es maravilloso y reina el consumismo.
152 minutos con el mejor cine musical, encabezados por una obertura de lo más peculiar: sólo se ve la silueta de Manhattan sobre un fondo liso de color. A pesar de esto lo mejor es no pasarla y disfrutar de la música. Y a partir de ahí, dejarse llevar por los momentos de humor (“Gee officer Krupke”), los pastelosos (“Tonight”), tensos (“Quintet”) o simplemente entretenidos (“I feel pretty”). Situaciones para todos los gustos, que hacen que West Side Story le guste incluso a los que no son fans de los musicales.