La vida política es, sin lugar
a dudas, un terreno en el que pueden florecer los conflictos más apasionantes.
Y por suerte, la política no sólo se da en los escaños parlamentarios y altas
esferas. El director argentino Santiago Mitre pone en práctica esta afirmación
y nos acerca a la política universitaria de la mano de El estudiante, film que llega a nuestra cartelera con un par de
años de retraso.
La película, que triunfó en la
49 edición del Festival de Gijón, es un relato sobre la madurez y el
aprendizaje, de ese que no se consigue en las aulas pero que es, al fin y al
cabo, el que nos sirve para nuestro día a día. Situada en una universidad
pública, la de Buenos Aires, nos muestra una vida política universitaria
frenética y muy activa, que el director considera un reflejo bastante certero
de lo que se cuece en los campus argentinos. Para ello, se emplean unos
recursos sencillos, tanto humanos (en cada escena del rodaje sólo había un
equipo de unas 4 o 5 personas) como técnicos.
El estudiante se aproxima a
una estética documental, a través del uso de la cámara en mano, que recuerda a
otra película con tintes políticos estrenada hace unos meses: No, de Pablo Larraín. De esta forma se
consigue un gran realismo, que también se apoya en un buen trabajo en el campo
de la documentación. Pero lo que verdaderamente importa en el film no es la
forma, sino el contenido, a través del cual Mitre (también encargado de
redactar el guión) nos invita a hacer una reflexión más allá del propio contenido
de la película.
El largometraje contiene
bastantes referencias a la política local, lo que puede hacer que más de un
espectador se pierda en algún momento, pero esto no tiene mucha importancia en
el resultado global, en el que se tratan cuestiones políticas extrapolables a
cualquier territorio del mundo: las luchas por el poder, las diferencias entre
lo que se quiere llevar a cabo y lo que realmente se puede hacer, las
presiones, los dilemas éticos… Por todo ello, lo más interesante de El estudiante no está entre sus
fotogramas, sino en el debate que suscita cuando las luces de la sala se
encienden.
Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es