8 de febrero de 2013

'Mamá': Instinto maternal, instinto animal

En el año 2008, Andy Muschietti apenas necesitó tres minutos para presentarnos a través de su corto el inquietante universo de Mamá. Ahora el director nos trae el largometraje homónimo de la mano de Guillermo del Toro, en calidad de productor ejecutivo. El mexicano apadrina la ópera prima de Muschietti, como en su día hizo con El orfanato, de Juan Antonio Bayona. Un apoyo que, sin duda, da instantáneamente un buen empujón de popularidad, al mismo tiempo que genera una serie de expectativas que, afortunadamente, en este caso quedan cubiertas.

El corto sintetiza todas las claves estéticas que vamos a encontrar en la película, esta vez modelando una historia con toques de fantasía y marcada por las emociones humanas. El film logra mantener la tensión y la inquietud del espectador en todo momento, fundamentalmente gracias a la hábil dirección de Muschietti y a la música de Fernándo Velázquez, compositor nominado a los Goya de este año por su trabajo en Lo imposible. También hay que destacar la acertada dirección de actores, sobre todo en el caso de las niñas protagonistas, Megan Charpentier e Isabelle Nélisse, que pese a su corta edad dan toda una lección de interpretación y se ponen a la altura de su compañera de rodaje adulta, Jessica Chastain. En Mamá, la actriz californiana muestra una imagen radicalmente opuesta a la que nos muestra habitualmente, ya que aparece con el pelo corto, moreno y llena de tatuajes. Su papel en esta película nos vuelve a demostrar que nos encontramos ante una de las mejores y más versátiles actrices del panorama cinematográfico actual.

La originalidad, ese factor que a menudo cuesta encontrar en el cine de terror, la podemos encontrar en las relaciones que se trazan entre la gran protagonista, la monstruosa Mamá, y las niñas. La historia gira alrededor del amor maternal, reflejado a través de dos formas distintas: los instintos casi animales de amor y protección que desarrolla la criatura se enfrentan con los del personaje de Annabel (Jessica Chastain), creando un paralelismo entre lo sobrenatural y lo terrenal que da bastante juego a lo largo de toda la trama.

Sin embargo, la película no evita completamente la tentación de refugiarse en los lugares comunes del género para lograr su propósito de asustar al público. De la misma forma, no duda en forzar el desenlace para conseguir un clímax de eficacia y coherencia dudosa. Estos dos últimos puntos erosionan al film, que si bien es un buen y entretenido ejercicio de cine de género, se queda sin alcanzar todo su potencial y no llega a ser memorable. Aún así, satisfará con creces a todo aquel que busque pasar una tarde simplemente evadiéndose con el cine de terror y no decepcionará a quien busque una película de este estilo que vaya más allá de la típica cadena de sustos fáciles e inconexos. 

Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es