Dos cuadros de Tiziano adornan el pasillo: "La Venus de Urbino" y "Venus y Cupido". Pinturas que reflejan el cuidado que ponían los pintores venecianos del Renacimiento en mostrar unas pieles perfectas, dignas de las diosas a las que revestían. Y dentro de la habitación, Elena Anaya. Está tumbada en la cama, sobre una colcha, poniendo una pose que hace que se asemeje a una de estas diosas romanas. Pegado a ella, un body de color carne que se ajusta a cada centímetro de su piel, desde el cuello hasta las puntas de los dedos de los pies. Y bajo este body, una nueva piel. "La piel es la frontera que nos separa de los demás, determina la raza a la que pertenecemos, refleja nuestras raíces, ya sean biológicas o geográficas. Muchas veces refleja los estados del alma, pero la piel no es el alma".
Estas últimas palabras son de Pedro Almodóvar, quien lleva años dándole vueltas al tema de la piel, buscando ideas para realizar un guión que gire sobre este tema. Finalmente, el resultado fue esta película, "La piel que habito". En ella el protagonista es el doctor Robert Ledgard (Antonio Banderas), un cirujano que busca la piel perfecta, resistente a incidentes como picaduras o quemaduras. Las pruebas las realiza en su casa, una mansión llamada "El cigarral", que antiguamente también utilizaba como clínica estética. La mujer que sirve como "cobaya" para sus experimentos es Vera (Elena Anaya), a quien tiene encerrada en una habitación de la casa sin contacto con el exterior. Además de las visitas que le hace el doctor, la única forma que tiene para comunicarse con una persona es a través de un telefonillo que le pone en contacto con Marilia, la asistenta (Marisa Paredes).
Banderas, Anaya y Paredes forman el trío protagonista, que junto a los otros dos actores que les apoyan, Blanca Suárez y Jan Cornen, huelen a nominaciones seguras al Goya. Además de ellos también participan en el filme actores con papeles más pequeños, como Eduard Fernández, Bárbara Lennie, Susi Sánchez o Roberto Álamo.
Almodóvar dio indicaciones a Antonio Banderas y Elena Anaya para que interpretasen sus personajes de forma muy sobria, inspirándose en el cine negro. Y por estas interpretaciones y los decorados ha conseguido lo que buscaba: una película con un aire más oscuro que sus obras anteriores, en la que no hace falta hablar para mostrar lo que se siente. La mejor interpretación la deja Anaya, que tiene unos de los ojos más expresivos del cine español. La actriz tuvo que prepararse físicamente para su papel, cogiendo peso y modelando su figura practicando el yoga. Su piel, que vemos en los momentos en los que está fuera del body, fue retocada digitalmente para que tuviese una apariencia perfecta.
La película nos va mostrando la relación entre el creador y la criatura, y pone temas sobre la mesa como el avance de la ciencia y su relación con la ética. No todo el largometraje se desarrolla dentro de la casa: a través de flashbacks conocemos el pasado del doctor Ledgard y vamos reconstruyendo su historia hasta llegar a lo que es.
El problema empieza cuando el director comienza a "hacer de las suyas", y se produce un choque en el que el espectador no sabe cómo reaccionar. En la proyección de "La piel que habito" en el Festival de Cannes, hubo risas en un momento supuestamente dramático. Sin embargo, Almodóvar afirma que no era su intención hacer humor en la película. ¿Qué ha sucedido? Que en la película uno de los personajes, Zeca (interpretado por Roberto Álamo, conocido por su papel de Juan en "Águila Roja") hace su entrada en la casa y en el film vestido de tigre. Y si en una película así metes un hombre de 40 años disfrazado de tigre, el resultado es, por decirlo de alguna manera, confuso. El director tenía sus razones para introducir el traje de tigre, ya que con esto se produce una gran metáfora, en el que se compara al tigre, encerrado en su jaula, con el personaje de Vera, presa en la mansión. También se produce una gran paradoja, según él, pero esta no se puede contar aquí porque se desvelaría parte de la trama. Tal vez la aparición del personaje-tigre sea lo peor de la película, ya que parece que Almodóvar está caricaturizando su propio cine.
A pesar de esto, es cierto que ha conseguido un largometraje diferente, con un giro narrativo que, aunque se ve venir un poco, no deja de sorprender. El 28 de septiembre sabremos si es seleccionada para representar a España en los Oscar.