¿Qué es lo que hace que una película sea nuestra favorita? Puede que lo que diferencie a nuestra película preferida de las demás sean sus actores o el director. Quizá sea el mensaje que lleva en su interior, su filosofía. O que la hayamos visto en un momento de nuestra vida en la que estuviésemos pasando por algo semejante. Puede que nos recuerde a algo o a alguien. A lo mejor, ni siquiera tenemos una.
Hasta hace relativamente poco (no llega a los tres años) no tenía una sola película favorita. Tampoco (y esto no lo digo con orgullo) había visto muchas película que tuviese más años que yo, aproximadamente. Pero llegó está película y cambió mi pequeño mundo cinematográfico. Después del título del post, es fácil adivinar cuál es. Estoy hablando de “Con faldas y a lo loco” (Billy Wilder, 1959). Hace poco me han preguntado por qué es mi favorita. Y aquí está el porqué.
1. La primera razón es su director, Billy Wilder, que también firma el guión, junto a I.A.L Diamond. Ambos trabajaron juntos en varias películas dirigidas por el propio Wilder, como “Un, dos, tres”, “El apartamento”, o “Primera plana”.
2. La segunda razón, relacionada con la anterior, es que con esta película podemos hablar de COMEDIA, así, con mayúsculas. Este film, como otros de Wilder, está basado en un guión sólido, lleno de detalles ingeniosos y humorísticos. Hoy en día la comedia está infravalorada; es considerada como un género menor. ¿Os imagináis que el premio Oscar a “Mejor película” se lo llevara una comedia? Impensable, ¿verdad? Y esto es porque a cualquier cosa se le pone esta etiqueta si no cabe en los cánones establecidos para otros géneros como “terror” o “drama”. Ojalá hubiese más guiones como los que Diamond y Wilder elaboraban, porque así puede que la palabra recuperara un poco de prestigio. Por cierto, “El apartamento” sí ganó dicho Oscar, en 1960.
3. Por ese maravilloso Jack Lemmon, que haga lo que haga lo hace bien. Por lo bien que le sienta el traje de mujer, la gracia que me hace su risa fingida, sus explicaciones de cómo se han producido los agujeros de bala en su bajo, la forma de lidiar con Osgood y en definitiva, por ser el alma de la película.
4. Por Tony Curtis, especialmente por su interpretación dentro de la película del señor Shell, inspirado en Cary Grant, personaje al que Billy Wilder admiraba (creía que era el mejor actor del mundo) pero con el que nunca pudo trabajar.
5. Por la química que hay entre ambos, semejante a la existente entre la pareja Jack Lemmon – Walter Matthau. Porque cuando los ves juntos, crees que son amigos de toda la vida. Y por su entrada triunfal en el andén de la estación de tren.
6. Por Joe E. Brown, es decir, por Osgood Fielding III, el personaje que se enamora de “Daphne”. Este actor comenzó en el cine mudo, y su imagen ha quedado inevitablemente enlazada a la última imagen de esta película.
7. Por sus líneas de guión brillantes, empezando por el “Nadie es perfecto” que corona el largometraje. Esta frase originalmente fue propuesta por Diamond como algo provisional, pensando que ya pondrían otra frase cuando se les ocurriese algo gracioso. Pero finalmente así se quedó, y llegó a convertirse en una de las frases más famosas de la historia del cine. También destacan las inocentes frases de Sugar, las expresiones de Jerry/Daphne (¡Fresco!), y sobre todo, los “enfrentamientos” entre Joe y Jerry.
8. Por Sugar Kane Kowalczyk, es decir, Marilyn Monroe, quien realiza en “Con faldas y a lo loco” una de sus mejores interpretaciones. Viendo la película se entiende por qué Billy Wilder volvió a trabajar con ella, a pesar de que tras “La tentación vive arriba” dijo que no volvería a contar con la actriz. Sin duda, Monroe era la opción perfecta para el papel. El mismo Wilder afirmó que lo que le molestaba de ella era que llegaba siempre tarde al rodaje, pero que después de ver cómo habían quedado las tomas, se lo perdonaba todo.
9. Por las canciones interpretadas en la película: “I wanna be loved by you” y “I’m through with love” (también “Runnin’ wild”, pero esta tiene una duración muy corta), por estar perfectamente acompasadas con la película y porque la voz de Monroe las hace más bellas.
10. Y por último, porque esta película fue la que me abrió las puertas al mundo del cine clásico, la que hizo que me interesara por esas películas a las que algunos espectadores rechazan porque “son en blanco y negro” o directamente porque “son muy antiguas”. Esta fue la primera, y tras esta vinieron muchas otras. Y así fue como recorrí Roma con Audrey y Gregory; me sumergí en los casinos de Buenos Aires con Rita; busqué millionarios con Lauren; bajé de los cielos con Gloria y subí a la cima con Wells; perdí el tranvía de Marlon; atrapé al ladrón con Grace; cuidé del leopardo con Katharine; me hice rebelde con James; escalé por el monte Rushmore con Cary; canté bajo la lluvia con Gene y bailé en los jardines con Fred.