2 de noviembre de 2011

Le rebelle au vélo

Hay pequeñas historias que sorprenden por su mera simplicidad. No vienen acompañadas de un gran trabajo promocional ni de un reparto estelar. Su mérito se basa en el poder que tienen para emocionarnos, para hacernos sentir cercanos a la trama y a sus personajes. Son películas que suelen pasar desapercibidas, pero que transmiten mucho más que las que están en los primeros puestos del ranking de recaudación. Esta es una de esas historias.


"El niño de la bicicleta" ("Le gamin au vélo" en el francés original) es uno de los estrenos de cine europeo que ha llegado este fin de semana a nuestras pantallas. Y como se veía venir, ha sido eclipsada por los taquillazos "Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio" y "Paranormal Activity 3". Sin embargo, es una pena dejar que filmes como este queden en el olvido.

Los hermanos Dardenne dirigen esta pequeña (no llega a los 90 minutos) pero cautivadora película. Cuenta la historia de Cyril (Thomas Doret), un niño que ha sido abandonado por su padre y ha tenido que ser ingresado en un orfanato. Cuando todavía está confuso y no comprende por qué su padre ha obrado de esta forma, el niño conoce a Samantha (Cécile De France), una mujer que se ofrece a acogerle en su casa los fines de semana.


Siempre acompañado de su bicicleta, el niño irá aprendiendo las lecciones que su nueva vida le ofrece. Inocente y confiado, "El niño de la bicicleta" nos muestra un personaje con el que conectamos y al que compadecemos. Su vestimenta roja hace que le veamos como un moderno y más joven James Dean; como un rebelde al que las circunstancias le han empujado a ser como es.

La película se estrenó en el Festival de Cannes de este año, donde obtuvo buenas críticas y el Premio del Jurado. Éxito al que ya están acostumbrados los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, quienes se han llevado dos veces la Palma de Oro de este festival, por los largometrajes "El niño" y "Rosetta". "El niño de la bicicleta" es, según ellos, su película más luminosa y optimista.


Una historia que no es fácil describir, ya que lo importante son los sentimientos que provocan en el espectador. Conmueve, pero sin ser sentimendaloide y sin llegar a la llorera facilona, lo que hace de ella una historia equilibrada e impecable. Y sobre todo, otro ejemplo de que los europeos cuentan mejor las historias.