2 de octubre de 2013
El 7º en corto: '7.35 de la mañana', de Nacho Vigalondo
El debut de Nacho Vigalondo fue, sin duda, por la puerta grande. Con un primer trabajo, el corto 7.35 de la mañana, el cineasta alcanzó un logro que muchos no logran alcanzar a lo largo de su trayectoria: estar nominado al Oscar. Todo fan que se precie del director cántabro no puede perderse este cortometraje, del género musical y con tintes surrealistas. Además, la canción principal es absurdamente pegadiza.
29 de septiembre de 2013
El Festival de Cine de Madrid – PNR celebra su 22ª edición
El próximo martes 1 de octubre arranca el Festival de Cine de Madrid – PNR, en la que será su 22ª edición. Como viene siendo habitual, este festival, organizado por la Plataforma Nuevos Realizadores, será toda una oportunidad para disfrutar de las obras de cineastas emergentes. Los trabajos se dividirán en tres secciones oficiales: largometrajes, cortometrajes y socios PNR, en la que se presentan cortos realizados exclusivamente por socios de la plataforma.
En la sección de largometrajes, cinco películas serán las que se enfrenten para conseguir el máximo galardón. En la pasada edición, Ali, de Paco R. Baños, se alzó con el premio, y este año están en la competición La reina de tapas, de Daniel Diosdado, Los increíbles, de David Valero, Marhaba, de Sergi Cervera, Otel•lo, de Hammudi Al-Rahmoun Font, y Casting, dirigida por Jorge Naranjo y ganadora de las Biznagas de plata a la mejor actriz y actor de reparto en el pasado Festival de Málaga, por el trabajo de su elenco femenino y masculino. La exhibición de cada una de las películas vendrá acompañada por un coloquio. En cuanto a los cortometrajes, serán 30 los que rivalizarán para suceder a Desayuno con diadema, el corto de Óscar Bernácer que triunfó en esta categoría el año pasado.
La sala Berlanga será el corazón del festival y el lugar en el que se proyecten los trabajos de las diferentes secciones oficiales. La entrada a todos los pases es gratuita hasta que se complete el aforo. Además, de forma paralela se desarrollarán diferentes actividades en otras sedes. El cine Doré acogerá un ciclo homenaje a Javier Aguirre, mientras que la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense abrirá las puertas a nuevas formas de hacer cine con la sección “Experimenta – nuevo cine”. Por otro lado, en la Escuela Universitaria de Artes y Espectáculos (TAI) se celebrará un debate el viernes 4 alrededor de la industria del cortometraje. Además, el festival también tiene un hueco reservado para los más pequeños, que podrán asistir a las sesiones infantiles que la Sala Berlanga tiene preparadas para ellos durante el fin de semana.
El festival se cerrará con una gala de clausura el domingo 6, en la que se desvelarán los nombres de los ganadores. La programación y toda la información sobre el festival se puede consultar en la web www.festivalcinepnr.com.
Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es
En la sección de largometrajes, cinco películas serán las que se enfrenten para conseguir el máximo galardón. En la pasada edición, Ali, de Paco R. Baños, se alzó con el premio, y este año están en la competición La reina de tapas, de Daniel Diosdado, Los increíbles, de David Valero, Marhaba, de Sergi Cervera, Otel•lo, de Hammudi Al-Rahmoun Font, y Casting, dirigida por Jorge Naranjo y ganadora de las Biznagas de plata a la mejor actriz y actor de reparto en el pasado Festival de Málaga, por el trabajo de su elenco femenino y masculino. La exhibición de cada una de las películas vendrá acompañada por un coloquio. En cuanto a los cortometrajes, serán 30 los que rivalizarán para suceder a Desayuno con diadema, el corto de Óscar Bernácer que triunfó en esta categoría el año pasado.
La sala Berlanga será el corazón del festival y el lugar en el que se proyecten los trabajos de las diferentes secciones oficiales. La entrada a todos los pases es gratuita hasta que se complete el aforo. Además, de forma paralela se desarrollarán diferentes actividades en otras sedes. El cine Doré acogerá un ciclo homenaje a Javier Aguirre, mientras que la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense abrirá las puertas a nuevas formas de hacer cine con la sección “Experimenta – nuevo cine”. Por otro lado, en la Escuela Universitaria de Artes y Espectáculos (TAI) se celebrará un debate el viernes 4 alrededor de la industria del cortometraje. Además, el festival también tiene un hueco reservado para los más pequeños, que podrán asistir a las sesiones infantiles que la Sala Berlanga tiene preparadas para ellos durante el fin de semana.
El festival se cerrará con una gala de clausura el domingo 6, en la que se desvelarán los nombres de los ganadores. La programación y toda la información sobre el festival se puede consultar en la web www.festivalcinepnr.com.
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25 de septiembre de 2013
7 artes, 7 películas: La arquitectura con 'Metrópolis'
Fue el último en llegar y, sin embargo, permanece en
un lugar de excepción entre todas las artes. El cine apenas cuenta con algo más
de un siglo de historia, pero su juventud no ha impedido que esté a la altura
de sus hermanas mayores, e incluso que funcione como un compendio de todas
ellas. Entre todas las obras que encontramos a lo largo de la historia del cine
destacan algunas que son un auténtico homenaje a las artes, en las que estas
son el motor del largometraje. Por ello, hemos hecho una selección de siete
películas, las cuales captan la esencia de una de las siete artes. Y comenzamos
con la arquitectura, cuya relación con los fotogramas no podemos explicar sin
hablar de Metrópolis, la obra maestra
de Fritz Lang estrenada en 1927.
Ensalzada como una de las películas cumbre del cine
mudo, Metrópolis está rodeada de
cifras astronómicas que la convierten en una superproducción de su época: más
de año y medio de rodaje, 610.000 metros de película, más de 30.000 extras y un
coste de seis millones de marcos, que sobrepasaron la cifra prevista
inicialmente, de un millón y medio. Números que aumentan la leyenda del film,
pero de los que no se puede hablar con exactitud, ya que años después de la
muerte del director salió a la luz una entrevista que Lang había concedido a
Lloyd Chesley y Michael Gould, en la que afirmaba que muchos de estos datos no
eran ciertos y señalaba que se habían escrito muchas mentiras alrededor de su
obra. Así, indicaba que el número de extras rondaba los 300, y que los costes
estuvieron condicionados por la inflación de la época.
Metrópolis se sitúa en un escenario
futurista, sin duda uno de los puntos fuertes del film. Lang era hijo de arquitecto
y él mismo comenzó sus estudios en este campo, que más tarde abandonaría por la
pintura. La arquitectura de la ciudad de Metrópolis
refuerza el mensaje de la historia y condiciona su desarrollo. En la superficie
encontramos enormes rascacielos, donde viven las clases acomodadas, mientras
que los obreros se hallan en las profundidades de la ciudad, en el subsuelo,
invisibles a los ojos de la clase superior. Mientras que los ciudadanos de la
superficie pueden disfrutar de instalaciones como bibliotecas, jardines y
teatros, los obreros de las profundidades se dedican a trabajar sin descanso,
en un ambiente claustrofóbico que contrasta con la majestuosidad del exterior.
La concepción de la ciudad es una pista de la dualidad
que persigue el film, en el que se contrapone lo humano y lo artificial, el
obrero y el empresario. Una dualidad entre la que se querrá mantener el
equilibrio, ya que como se nos dice desde el principio, “el mediador entre el
cerebro y las manos ha de ser el corazón”. En este caso, dicho mediador es el
protagonista, el hijo de Joh Fredersen, señor de Metrópolis, que abre los ojos
ante la problemática social cuando se encuentra con María, una mujer de clase
obrera que predica la igualdad y el entendimiento entre los ciudadanos tanto de
uno como de otro lado.
Para rodar los planos que inmortalizan la ciudad se
hizo uso de maquetas. También se empleó el llamado “proceso Schüfftan”, una
técnica que permite, mediante un espejo, dar la sensación de que los actores se
encuentran dentro de decorados, que en realidad son maquetas a menor escala.
Entre el escenario futurista también encontramos las huellas del Gótico, como
en la catedral en la que se desarrollan las escenas finales. Pero si hay que
resaltar un edificio de entre todos los de la ciudad, sin duda este sería la
llamada “Torre de Babel”, en la que vive el señor de Metrópolis, y que
constituye una de las referencias bíblicas que podemos encontrar en el relato. El
resultado final contribuyó a asentar la idea que tenemos en el imaginario colectivo
de lo que sería una “ciudad del futuro”, y convirtió a Metrópolis en uno de los principales referentes del cine de ciencia
ficción. Posteriormente influiría fuertemente en largometrajes como Blade Runner, de Riddley Scott.
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24 de septiembre de 2013
El 7º en corto: 'Traumalogía', de Daniel Sánchez Arévalo
"Las familias felices son todas iguales. Cada familia infeliz es infeliz a su manera". Esta cita de la novela Anna Karenina, de Tolstoi, acompaña al cortometraje Traumalogía, de Daniel Sánchez Arévalo. Rodado en 2007, después del estreno del director en la gran pantalla con Azuloscurocasinegro, esta pieza es la base de La gran familia española, y una prueba más de la atracción que siente el cineasta por esas bodas que no salen del todo bien.
Entre el reparto podemos ver a intérpretes como Antonio de la Torre, Natalia Mateo, Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo, Javier Pereira o Héctor Colomé, algunos de ellos con el mismo rol que el que realizan en La gran familia española. Y como también ocurre en el largometraje, la mezcla entre comedia y drama está servida.
Entre el reparto podemos ver a intérpretes como Antonio de la Torre, Natalia Mateo, Quim Gutiérrez, Raúl Arévalo, Javier Pereira o Héctor Colomé, algunos de ellos con el mismo rol que el que realizan en La gran familia española. Y como también ocurre en el largometraje, la mezcla entre comedia y drama está servida.
13 de septiembre de 2013
Crítica 'La gran familia española': La unión hace la fuerza
El 11 de julio de 2010 fue el
día en el que España se detuvo. Durante unas horas, todos los ojos estuvieron
puestos en las pantallas de televisión, sin perder detalle de lo que pasaba en
Johannesburgo, donde la selección española de fútbol se jugaba ser la campeona
del mundo. El director y guionista Daniel Sánchez Arévalo sitúa su historia
precisamente en este día, estableciendo una coincidencia que puede ser
interpretada por muchos como la peor de las suertes: la final se celebra el
mismo día que la boda de uno de los protagonistas. Si estuviésemos ante una
comedia normal, seguramente esto sería el pie para una película disparatada,
con momentos más o menos divertidos (o que pretenden serlo) y los típicos
clichés de las películas de bodas, que han llegado a convertirse prácticamente
en un género propio. Pero Sánchez Arévalo nos tiene preparadas muchas sorpresas
detrás, con los que nuestros prejuicios se irán rápidamente por la borda.
La gran familia española se posiciona frente a los espectadores como una
comedia, quizá por criterios comerciales. Sin embargo, le pasa como a El apartamento de Billy Wilder, quien no
entendía por qué su largometraje se estrenó bajo esa etiqueta. En este caso, no
podemos negarle al humor su importancia en el desarrollo de la trama, por
supuesto. Pero es simplemente la primera capa, tras la que se esconde un
entretejido de conflictos emocionales que el director maneja con habilidad,
demostrando que es todo un referente de nuestro cine en la actualidad y un
cineasta cuya trayectoria merece la pena seguir.
La historia, que en su día
Sánchez Arévalo plasmó en parte en su corto Traumalogía,
nos sumerge en los enredos familiares y monstruos personales de sus personajes,
con el fútbol y la película Siete novias
para siete hermanos de telón de fondo. Aunque su primera parte es más
convencional, el ritmo siempre se mantiene ágil, hasta llegar a su tramo final,
en el que la narración despega y alcanza su máximo esplendor. Y ahí es cuando La gran familia española nos hace reír
más, sí, pero también nos emociona.
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2 de agosto de 2013
Crítica 'El estudiante': El auténtico aprendizaje
La vida política es, sin lugar
a dudas, un terreno en el que pueden florecer los conflictos más apasionantes.
Y por suerte, la política no sólo se da en los escaños parlamentarios y altas
esferas. El director argentino Santiago Mitre pone en práctica esta afirmación
y nos acerca a la política universitaria de la mano de El estudiante, film que llega a nuestra cartelera con un par de
años de retraso.
La película, que triunfó en la
49 edición del Festival de Gijón, es un relato sobre la madurez y el
aprendizaje, de ese que no se consigue en las aulas pero que es, al fin y al
cabo, el que nos sirve para nuestro día a día. Situada en una universidad
pública, la de Buenos Aires, nos muestra una vida política universitaria
frenética y muy activa, que el director considera un reflejo bastante certero
de lo que se cuece en los campus argentinos. Para ello, se emplean unos
recursos sencillos, tanto humanos (en cada escena del rodaje sólo había un
equipo de unas 4 o 5 personas) como técnicos.
El estudiante se aproxima a
una estética documental, a través del uso de la cámara en mano, que recuerda a
otra película con tintes políticos estrenada hace unos meses: No, de Pablo Larraín. De esta forma se
consigue un gran realismo, que también se apoya en un buen trabajo en el campo
de la documentación. Pero lo que verdaderamente importa en el film no es la
forma, sino el contenido, a través del cual Mitre (también encargado de
redactar el guión) nos invita a hacer una reflexión más allá del propio contenido
de la película.
El largometraje contiene
bastantes referencias a la política local, lo que puede hacer que más de un
espectador se pierda en algún momento, pero esto no tiene mucha importancia en
el resultado global, en el que se tratan cuestiones políticas extrapolables a
cualquier territorio del mundo: las luchas por el poder, las diferencias entre
lo que se quiere llevar a cabo y lo que realmente se puede hacer, las
presiones, los dilemas éticos… Por todo ello, lo más interesante de El estudiante no está entre sus
fotogramas, sino en el debate que suscita cuando las luces de la sala se
encienden.
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31 de mayo de 2013
Crítica: 'R3sacón': ¿El fin?
Hoy en día, es impensable que una comedia que tenga éxito en
la cartelera no acabe con sus correspondientes secuelas. Creadas como una
fuente de ingresos segura, las segundas (o terceras) partes se encuentran con
el reto de encontrar un equilibrio entre el respeto por el material original y
la innovación; si bien vamos al cine atraídos por los lugares comunes que nos
cautivaron una vez, nadie quiere ver la misma película dos veces.
La trilogía de Resacón,
al parecer, no acaba de encontrar este
término medio. Resacón 2: ¡Ahora en
Tailandia! repetía, de forma casi idéntica, los pasos de su predecesora,
convirtiéndose en una copia cuya diferencia básica era el lugar en el que se
desarrollaban los acontecimientos. R3sacón,
por suerte, no vuelve a caer en ese juego. ¿Cuál es el problema? Que la esencia
de la original se ha quedado en el camino. Esta tercera parte ya no vuelve a
utilizar la fórmula “resaca + recuerdos” para que la trama avance, sino que se
presenta como una aventura “épica”, como una carrera de obstáculos a lo grande.
Todo el protagonismo se centra en los personajes de Alan (Zach
Galifianakis) y el señor Chow (Ken Jeong), mientras que los otros miembros de
la “manada” se quedan en un discreto segundo plano y su participación se limita
a dejar en bandeja las situaciones cómicas para los que aquí son los verdaderos
amos de la función. Por otro lado, su empeño en buscar esa “épica” hace que R3sacón se convierta en un conjunto de
situaciones supuestamente trepidantes (persecuciones, secuencias de vértigo en
edificios altos…), pero que en realidad, no aportan nada a la película. Si a
esto le sumamos unos previsibles giros de guión y unas cuantas situaciones
nostálgico/emotivas metidas con calzador, no hay duda de que nos encontramos
ante el largometraje más flojo de la saga.
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26 de mayo de 2013
Carey Mulligan, el perfecto equilibrio
Carey Mulligan vuelve a estar en el punto de mira, esta vez
por su papel de Daisy Buchanan en El Gran
Gatsby. Tímida y de aspecto frágil, esta actriz británica es el ejemplo
ideal de cómo moverse con el mismo acierto entre las grandes producciones y las
películas independientes. A pesar de su juventud, Mulligan ha sabido ir
construyendo una sólida trayectoria en el cine, gracias a la cual ha conseguido
rozar el Oscar y con la que se ha ganado el aplauso de la crítica. Incluso la
revista Variety llegó a decir de ella
que era “la nueva Audrey Hepburn”. Este ha sido su camino hacia el éxito.
Sus comienzos
Sus comienzos
Su debut cinematográfico fue por la puerta grande, con la
adaptación de Joe Wright de la novela Orgullo
y prejuicio, de Jane Austen. El director buscaba rostros desconocidos que
interpretaran a las hermanas de la protagonista y Mulligan, que contaba entonces
con 19 años, consiguió hacerse con el rol de Kitty. Fue en el rodaje de esta
película donde conoció a Keira Knightley, con la que inició una amistad que
continúa hasta la fecha. Ambas actrices volvieron a coincidir en la gran
pantalla con Nunca me abandones, un
film de ciencia ficción dirigido por Mark Romanek en el que formaban un
triángulo amoroso junto con Andrew Garfield.
Después de Orgullo y
prejuicio, la carrera de Mulligan se centró en el terreno televisivo. De
esta etapa podemos destacar su trabajo en la tv-movie La abadía de Northanger, que supuso su reencuentro con la obra de
Jane Austen, y su colaboración en series como Doctor Who, Casa desolada
o Caso cerrado. Su primer papel de
peso en el cine fue con la película El
mejor, en la que compartía escenario con dos estrellas de renombre: Susan
Sarandon y Pierce Brosnan. Pero la película que cambiaría la vida de la actriz
estaba a la vuelta de la esquina…
An education, el gran salto
Basada en las memorias de la periodista Lynn Barber y
ambientada en los años 60, An education
narraba la historia de una adolescente que, mientras se prepara para ir a la
universidad de Oxford, conoce a un hombre mayor que ella, del que se enamora y
con el que descubre un mundo lleno de posibilidades que hasta entonces no podía
ni imaginar. Interpretar a la protagonista de esta película dirigida por Lone
Scherfig supuso un antes y un después en su carrera cinematográfica. La
repercusión de su primer papel como protagonista fue tal que ganó el BAFTA a la
Mejor actriz e incluso recibió una nominación para el Oscar, que finalmente
acabaría llevándose Sandra Bullock.
A pesar de la derrota, los ojos de Hollywood ya estaban
puestos en ella, y con esto, el peso de la fama. Algo que la actriz nunca ha
llevado muy bien: “No quiero la presión del éxito sobre mis hombros”, confesó
Mulligan en la revista Interview.
“Sólo quiero hacer papeles interesantes. En realidad, creo que es muy difícil
obtener un rol femenino interesante como protagonista de una película”. Tras An education, vino el estreno de
largometrajes más comerciales en los que la actriz realizaba pequeños papeles
de reparto: Enemigos públicos, Brothers y Wall Street 2: El dinero nunca duerme. Trabajos que, aunque vieron
la luz con posteridad, habían sido ofrecidos a Mulligan mucho antes del boom que vivió tras el éxito del film de
Scherfig.
2011, su año
Uno de los
puntos fuertes de Carey Mulligan es su buen ojo a la hora de escoger guiones. Y
si hay dos proyectos que lo confirman, estos son Drive y Shame, las
películas que la convirtieron en la nueva musa del cine independiente y que
hicieron que el 2011 se convirtiera en su año. Todo ello con la compañía de sus
compañeros de rodaje, Ryan Gosling y Michael Fassbender, respectivamente.
Con Drive, Mulligan se convertía en la
princesa del particular cuento de hadas de Nicolas Winding Refn. La película, salpicada
por grandes dosis de violencia, se convirtió en un film de culto de manera casi
instantánea. Debido a sus pocos diálogos, Drive
constituía un reto interpretativo para cualquier actor. Mulligan llegó a
resumir el rodaje de la película diciendo que básicamente consistió en “mirar
fijamente a Ryan Gosling durante horas cada día”.
Por otro
lado, en Shame fue la hermana en la
ficción de Michael Fassbender. Este retrato de un adicto al sexo, firmado por
Steve McQueen, concedió a Mulligan la oportunidad de brillar con luz propia en
una de sus escenas más memorables. En ella, la actriz interpretaba el tema New York, New York, bajo la atenta
mirada de Fassbender y de otro de los actores del film, James Badge Dale. La
secuencia se grabó a tiempo real, y las reacciones de los personajes que se ven
en la pantalla fueron totalmente espontáneas, incluyendo las lágrimas de que se
le escapaban a Fassbender.
El Gran Gatsby, el retorno a los flashes
Ahora, con su papel de Daisy en El Gran Gatsby, vuelve al cine más comercial, con la mayor
producción en la que jamás ha trabajado. El siempre excéntrico director Baz
Luhrmann ha realizado una adaptación de la novela de Scott Fitzgerald utilizando
el barroquismo al que nos tiene acostumbrados, reflejando así el exceso de las
fiestas del protagonista, Jay Gatsby, interpretado en esta ocasión por Leonardo
DiCaprio.
Para preparar el personaje de Daisy, el gran amor de Gatsby, Mulligan
recibió la ayuda de Luhrmann. Este le proporcionó libros sobre la mujer del
escritor, Zelda Fitzgerald, que fueron la materia prima con la que trabajó para
construir el papel, ya que la Daisy original estuvo inspirada en Zelda, así
como en Ginevra King. Descartadas quedaron las revisiones de las adaptaciones
previas de El Gran Gatsby, sobre todo
la de 1974, para evitar que inconscientemente copiara rasgos de la Daisy de Mia
Farrow.
Su trabajo en la película ha hecho que vuelva a las grandes
giras de promoción, a las premieres y
a la constante atención de la prensa. Es decir, a todo de lo que había
intentado alejarse tras el estreno de An
education. Y es que, a pesar del tiempo que ha pasado desde su debut,
Mulligan conserva parte de su timidez inicial, y sigue rehuyendo los focos y el
verse a sí misma en la gran pantalla.
Próxima parada: los
hermanos Coen
Dentro de poco podremos verla en lo nuevo de los
hermanos Coen, Inside Llewyn Davis, que
obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de este año. La
película sigue los pasos de un cantante de folk en los años 60 y cuenta con la
presencia de Justin Timberlake y Oscar Isaac. Aunque ya tiene distribuidora en
nuestro país, aún no hay una fecha de estreno.
Además, la actriz tiene confirmados otros dos
proyectos que vuelven a demostrar su facilidad para desplazarse entre lo comercial
y lo independiente: protagonizará junto a Robert Pattinson la película Hold on to me, de James Marsh, y también
estará en Far from the Maddening Crowd,
el próximo trabajo de Thomas Vinterberg. Está visto que, a sus 28 años, a
Mulligan todavía le queda mucho que ofrecer.
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12 de mayo de 2013
Salvador Dalí y el cine
Considerado como uno de los grandes genios del siglo XX,
Salvador Dalí tuvo una prolífica vida artística, en la que también tuvo cabida
el cine. El maestro del Surrealismo mantuvo una estrecha relación con el
séptimo arte, por el que tenía un gran interés. Coincidiendo con la exposición
del artista que el Museo Reina Sofía acoge entre sus muros hasta el 2 de
septiembre, hacemos un repaso por las incursiones más destacadas de Dalí en el cine,
a través de las cuales llegó a codearse con figuras de la talla de los Hermanos
Marx, Walt Disney o Alfred Hitchcock.
Su primer acercamiento al cine se produjo con su amigo Luis
Buñuel, con quien escribiría el guión del cortometraje Un perro andaluz en 1929 y al año siguiente, el de la película La edad de oro. Pieza clave del
Surrealismo, Un perro andaluz es el reflejo de las fantasías oníricas de los
dos artistas. Buñuel explicaba así cómo surgió la idea del proyecto: “Esta
película nació de la confluencia de dos sueños. Dalí me
invitó a pasar unos días en su casa, y al llegar a Figueras yo le conté un
sueño que había tenido poco antes en el que una nube desflecada cortaba la luna
y una cuchilla de afeitar hendía un ojo. Él, a su vez, me contó que la noche
anterior había visto en sueños una mano llena de hormigas”. La crítica a la
burguesía y a la moral católica, que después serían una constante en la
filmografía de Buñuel, ya se daban en este trabajo, en el que el propio Dalí
aparecía brevemente interpretando a un marista. La edad de oro, ópera
prima del cineasta como director de largometrajes, constituyó una continuación
del trabajo de Un perro andaluz. La
transgresora película, una en las que Buñuel pudo trabajar con más libertad,
fue censurada en Francia, y no se pudo ver durante medio siglo. Poco después de
estas obras, la amistad entre ambos se rompió, por la que ya no volverían a
trabajar juntos.
Otra relación de amistad que marcó
la vida de Dalí, menos conocida que la que mantuvo con Buñuel, fue la que
entabló con Harpo, uno de los Hermanos Marx. De esta relación nació el libreto
de Giraffes on Horseback Salad,
que Dalí escribió para ellos, animado por André Bretón. No obstante, la
película nunca se llegó a producir. Algunas fuentes afirman que el estudio MGM,
con quien trabajaban los Hermanos Marx, fue quien la rechazó, mientras que
otras versiones de la historia cuentan que fue Groucho Marx el que se negaba a
realizarla, por no considerarla lo suficientemente divertida.
Giraffes on Horseback Salad no fue el único proyecto de Dalí
en el séptimo arte que acabó de forma frustrada. En este aspecto, el más
destacado fue la película Destino,
que supuso la colaboración entre el artista y Walt Disney. La idea original era
realizar una obra que repitiese la misma fórmula de Fantasía (crear un largometraje compuesto de varias piezas breves),
y que diese un impulso al estudio después de la Segunda Guerra Mundial. Dalí y
Disney se conocieron en 1945 y comenzaron a trabajar juntos un año después. El
elevado número de bocetos y dibujos que Dalí realizó para su fragmento, que
inicialmente duraría unos 6 minutos, se convirtieron en papel mojado cuando se
suspendió el proyecto. Para entonces, sólo se habían completado unos 15
segundos del corto. Afortunadamente, su trabajo sería completado años después,
cuando el sobrino de Walt Disney, animado por la producción de Fantasía 2000, decidió resucitar Destino. El cortometraje, que finalmente
fue estrenado en el año 2003, llegó a recibir una nominación en los Premios
Oscar.
Tampoco tuvo suerte en su
participación como actor en Dune,
la adaptación cinematográfica de la novela de Frank Herbert que planeaba Alejandro Jodorowsky. Inicialmente, a Dalí le ofrecieron el rol de
Emperador de la Galaxia, pero más tarde su protagonismo se redujo
drásticamente, debido al elevado sueldo que el artista exigía (su ambición era
el ser el “actor más caro de la historia”). La producción de la película
acabaría por ser anulada, y años más tarde fue David Lynch quien la llevó a la
gran pantalla.
Uno de los mayores reconocimientos del
trabajo de Dalí en el cine llegaría de la mano de Alfred Hitchcock. El maestro
del suspense quiso contar con él en su película Recuerda, estrenada en 1945 y protagonizada por Gregory Peck e
Ingrid Bergman. Centrado en el psicoanálisis, el largometraje tenía todo lo
necesario para dar rienda suelta a la imaginación de Dalí, que tenía por
encargo planificar una secuencia que relatase el sueño del protagonista. En la
realización de esta secuencia hubo varios problemas: la ambición de Dalí en
ocasiones sobrepasaba los medios del estudio, hubo que volver a filmar varias
tomas y finalmente, su excesiva duración hizo que varios fragmentos tuvieran
que ser recortados, como uno en el que Ingrid Bergman se convertía en una
estatua griega.
A pesar de las dificultades que entrañó su preparación, el
resultado final fue todo un éxito, y confirmó que la intuición de Hitchcock fue
acertada. El director había pensado en Dalí desde el primer momento porque
pensaba que era el indicado para evitar los clichés que normalmente se dan en
el cine a la hora de hablar de los sueños. Atraído por el estilo de sus
pinturas, le escogió porque su arte era el ejemplo de “cómo los sueños deberían
ser”. Una intuición que iba más allá del pensamiento del productor David O.
Selznick, que creía que la contratación de Dalí se debía a un planteamiento exclusivamente
comercial. Dalí volvería a repetir la experiencia de diseñar secuencias
oníricas gracias a la película El padre de la novia, de Vicente
Minnelli. En esta ocasión, el objetivo era planificar un sueño que
protagonizaría Spencer Tracy. También colaboró en el departamento artístico del
film Marea
de luna, película que iba a ser dirigida por Fritz Lang, hasta que fue
sustituido por Archie Mayo.
Las aportaciones de Dalí al séptimo arte, a menudo no
reconocidas, nos muestran una faceta diferente del artista, muchas veces
limitado al terreno de la pintura. Además de la participación en las películas
mencionadas, Dalí también se movió por el campo teórico, con la publicación del
artículo “Film arte, film antiartístico”. Incluso, con el tiempo, él mismo
llegaría a ser un personaje más en el mundo de la ficción. Uno de los ejemplos
más recientes lo tenemos en Midnight in
Paris, de Woody Allen, en la que Adrien Brody fue el encargado de darle
vida. A pesar de sus experiencias fallidas, la contribución y la influencia de
Dalí en el cine son innegables, e imprescindible a la hora de valorar su obra.
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12 de abril de 2013
Terrence Malick, filosofía con imágenes
¿Genio o vendedor de humo? ¿Poeta de la imagen o director
pretencioso? Terrence Malick tiene el don de dividir a los cinéfilos con el
estreno de cada una de sus películas. Después del punto de inflexión que supuso
El árbol de la vida en su
filmografía, ahora el director nos presenta To
the Wonder, película que recibió tantos halagos como malas críticas en el
pasado Festival de Venecia. Javier Bardem, Ben Affleck, Olga Kurylenko y Rachel
McAdams son algunos de los intérpretes a los que podemos encontrar en este
nuevo largometraje, el sexto de Malick como director desde que en 1973
comenzara su trayectoria con Malas
tierras. Una camino que le convierte en uno de los directores más
peculiares (y polémicos) en el panorama cinematográfico actual.
El estilo de Malick es tan reconocible que unos pocos minutos
de metraje de cualquiera de sus películas serían más que suficientes para saber
que nos encontramos ante una de sus obras. Detrás de este resultado final hay
un largo proceso en el que Malick toma las riendas de una forma muy personal.
En las jornadas de rodaje, cualquier cosa es susceptible de ser grabada. Incluso
en los descansos, los actores son perseguidos por las cámaras, en busca de
material susceptible de ser incluido en la película. Además, sólo se emplea luz
natural, y los filtros y efectos como el zoom
están prohibidos.
La flexibilidad que el director presenta a la hora de incluir
nuevas imágenes y momentos espontáneos en la película hace que las primeras
versiones de estas lleguen a durar varias horas, por lo que a la hora de
trabajar en la sala de montaje surge la necesidad de eliminar una gran cantidad
de material. Malick es conocido por su pulso firme a la hora de editar los
films, obedeciendo a sus criterios personales y perjudicando en ocasiones a los
actores. Ya pueden ser prácticamente desconocidos para el público o estrellas de
fama mundial: el director no hace distinción. De esta forma, algunos de ellos
llegan a desaparecer totalmente, como ha pasado con Jessica Chastain y Rachel
Weisz en To the Wonder, mientras que
otros ven reducido su tiempo en pantalla al mínimo, como fue el caso de Adrien
Brody en La delgada línea roja o de Sean
Penn en El árbol de la vida.
Las reacciones varían dependiendo de los actores: mientras
algunos deciden tomárselo con filosofía, otros ponen el grito en el cielo al
ver cómo su trabajo no ha valido para nada. Entre aquellos que han mostrado sus
diferencias con Malick encontramos al veterano Christopher Plummer y el antes
mencionado Sean Penn. Plummer, a quien vimos brevemente en El nuevo mundo, declaró que “nunca volvería a trabajar con el
director”, añadiendo que “necesitaba desesperadamente un guionista”. Sean Penn,
que repetía con Malick después de haber protagonizado La delgada línea roja, tampoco quedó satisfecho con el resultado de
El árbol de la vida, en la que no
encontró la emoción que desprendía el guión original. Con una mejor actitud, Olga
Kurylenko confesaba recientemente que sus escenas favoritas de To the Wonder habían sido eliminadas. De
la misma forma, Rachel Weisz, al enterarse que había sido borrada del metraje,
destacó que al menos le queda la experiencia de haber rodado con el director.
Malick estudió Filosofía en la universidad de Harvard, lo que
ha marcado toda su obra. A lo largo de su filmografía se repiten las
reflexiones filosóficas de los personajes, que constituyen un elemento clave
del guión y que suelen ser expresadas normalmente a través de las voces en off. La relación del hombre con la
naturaleza y con Dios, el amor y la búsqueda de algo que vaya más allá de lo
humano son algunos de los temas en torno a los cuales giran sus largometrajes.
Su dominio de las imágenes ha hecho que se le reconozca por ser todo un poeta
visual. Esta concepción del cine le aleja de los circuitos comerciales,
mientras en otros goza de un reconocido prestigio, como ocurre en el caso del
Festival de Cannes, en el que fue nombrado mejor director por su labor en Días del cielo y obtuvo la Palma de Oro
en 2011 por El árbol de la vida.
Premios que Malick no fue a recoger, ya que otra de sus peculiaridades es que
nunca aparece en público, no concede entrevistas y sólo se existen contadas
fotos suyas. Algo que contribuye a alimentar el misterio que le rodea,
reforzado por su corta e irregular filmografía. Entre su segunda película, Días del cielo y la posterior, La delgada línea roja, pasaron veinte
años (1978-1988), y tuvimos que esperar siete más para que llegara El nuevo mundo.
Publicado en: www.puntoencuentrocomplutense.es
25 de febrero de 2013
Oscar 2013: "Argo fuck yourself"
Si nos lo hubiesen dicho hace un par de meses, habría sido
más difícil de creer. Pero a estas alturas, a nadie le sorprende que Argo se llevara el máximo reconocimiento
en la 85º gala de los Premios Oscar. El desarrollo de la carrera hacia los premios
hizo que, progresivamente, todas las apuestas pasaran al lado del film dirigido
por Ben Affleck, dejando al Lincoln
de Steven Spielberg abandonado a su suerte. Michelle Obama fue la encargada de
decir el nombre de la película ganadora, tras lo cual los tres productores del
largometraje, George Clooney, Grant Heslov y el propio Affleck subieron a
recoger el premio. El discurso de Affleck hizo notar una vez más que su nombre
ha sido una de las grandes ausencias entre los nominados como Mejor director.
En esta categoría, la de Mejor dirección, el elegido fue Ang
Lee, probablemente la mayor sorpresa de la noche. El director, que previamente
ya había ganado el Oscar con Brokeback
Mountain, agradeció el premio al “dios del cine”, siguiendo la línea
espiritual de su película, La vida de Pi.
El único consuelo de Lincoln fue
Daniel Day-Lewis, ganador del Oscar al Mejor actor principal, un premio que
confirma el gusto de los académicos por los protagonistas de biopics. Por su parte, Jennifer Lawrence
arrebataba el de Mejor actriz protagonista a las otras dos favoritas, Jessica
Chastain y Emmanuelle Riva. Gracias a su trabajo en El lado bueno de las cosas, la joven actriz puede alardear de que a
sus 22 años ya tiene la estatuilla más codiciada del mundo cinematográfico,
además de otra nominación por Winter’s
bone.
En los apartados de Mejores intérpretes de reparto, Anne
Hathaway siguió su imparable racha y recogió el premio que llevaba su nombre
desde el día del estreno de Los Miserables,
cuando conquistó al público y a la crítica con su papel de Fantine. El de Mejor
actor de reparto, el primero de la noche, fue a parar a manos de Christoph
Waltz, a pesar de que el austriaco todavía tiene reciente su éxito en 2010,
cuando ganó el mismo premio por otra película de Quentin Tarantino, Malditos Bastardos. Por supuesto, en su
discurso de agradecimiento, Waltz dedicó unas palabras al director.
Precisamente Tarantino fue quien recibió el Oscar al Mejor
guión original, por Django desencadenado,
repitiendo la jugada de los pasados Globos de Oro. Es el segundo del cineasta,
tras ganarlo en esta misma categoría por el libreto de Pulp Fiction. El galardón de Mejor guión adaptado fue para Argo, al igual que el de Mejor montaje.
La película de Michael Haneke, Amor,
que en un principio había conseguido colarse en las nominaciones principales,
tuvo que conformarse con ser la Mejor película
de habla no inglesa. Brave, la última
joya de Pixar, venció al Frankenweenie
de Tim Burton, convirtiéndose así en Mejor película de animación del año.
Los premios de las categorías técnicas se repartieron entre
las películas vencedoras de la ceremonia. Los de Mejor fotografía, Mejores
efectos visuales y Mejor banda sonora hicieron que La vida de Pi pasara a ser el film más premiado en esta edición. La noche más oscura, la película de
Kathryn Bigelow salpicada por la polémica, sólo se llevó el Oscar a la Mejor
edición de sonido, que además tuvo que compartir con Skyfall. Paco Delgado, el único español nominado y responsable del
vestuario de Los miserables, se fue
con las manos vacías, ya que las quinielas acertaron y el premio finalmente fue
para Anna Karenina.
LISTA COMPLETA DE GANADORES DE LOS
OSCAR 2013
Mejor película
Argo
Mejor director
Ang Lee, La vida de Pi
Mejor actriz protagonista
Jennifer Lawrence, El lado bueno de las cosas
Daniel Day-Lewis, Lincoln
Mejor actriz de reparto
Anne Hathaway, Los miserables
Mejor actor de reparto
Christoph Waltz, Django desencadenado
Mejor guión adaptado
Argo
Mejor guión original
Django desencadenado
Mejor canción original
“Skyfall”, Skyfall
Mejor banda Sonora
La vida de Pi
Mejor película de animación
Brave
Mejor película de habla no inglesa
Amor
(Austria)
Mejor fotografía
La vida de Pi
Mejor diseño de vestuario
Anna Karenina
Mejor maquillaje y peluquería
Los miserables
Mejor montaje
Argo
Mejores efectos visuales
La vida de Pi
Mejor diseño de producción
Lincoln
Mejor edición de sonido
Skyfall
La noche más oscura (Zero Dark Thirty)
Mejor mezcla de sonido
Los miserables
Mejor documental
Searching for Sugar man
Mejor cortometraje
Curfew
Mejor corto documental
Inocente
Mejor corto de animación
Paperman
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18 de febrero de 2013
La gala de los Premios Goya 2013: "“Que nuestra máquina de sueños siga viva”
El ambiente estaba caldeado, el debate reabierto: ¿debe una
ocasión como los Premios Goya convertirse en un acto reivindicativo? Había
opiniones para todos los gustos: desde la Unión de actores, se animaba a los
presentadores y ganadores a que aprovechasen su protagonismo para dar voz a las
protestas, mientras que desde el ámbito político se pedía, a través de Soraya
Sáenz de Santamaría, que en la ceremonia se hablase exclusivamente de cine. Otros
adoptaban la posición de Fernando Trueba, quien defendía minutos antes de la
gala la libertad de expresión y rechazaba las directrices provenientes tanto de
un lado como de otro. Y a las puertas del Centro de Congresos Príncipe Felipe,
un grupo de figurantes se manifestaba pidiendo una mayor visibilidad en su
trabajo y unas mejores condiciones laborales.
Mejor dirección
Mejor actriz de reparto
Mejor actriz revelación
Mejor diseño de vestuario
Mejor sonido
Lo imposible
Mejor película de animación
Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor película documental
El vendedor de humo
Mejor cortometraje documental
A story for the Modlins
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Finalmente, ocurrió lo previsto: entre el glamour, las sonrisas y los vestidos, la
realidad se coló en la gala, y sentó como un jarro de agua fría. Los chistes de
sobres y la crítica a la política social y cultural del Gobierno se
convirtieron en los grandes protagonistas de una larga gala, que se excedió del
horario previsto. Eva Hache, que repetía como presentadora, salió al ruedo con
la confianza que da el encontrarse en terreno conocido y, como prometió, dejó
lo políticamente correcto a un lado. La humorista inició la ceremonia con un
afilado monólogo plagado de estocadas contra el ministro de Cultura, José
Ignacio Wert, que intentaba mantener el tipo como podía ante los comentarios
sobre los recortes, la subida del IVA y la amnistía fiscal, para poco después
desaparecer de la vista de los espectadores por obra y gracia de la realización
de Televisión Española.
Pero fue a la hora de entregar los premios cuando las
reivindicaciones brillaron en todo su esplendor. José Corbacho, presentador del
premio de Mejor actriz revelación, robó momentáneamente el protagonismo a las
nominadas gracias a sus ácidos comentarios, y Candela Peña, nombrada Mejor actriz
de reparto, ofreció un discurso crudo y sin filtros, sin duda, el más
impactante de la noche. Más moderadas, aunque también con una marcada intención
social, fueron las palabras de Maribel Verdú, quien se acordó de los afectados
por los desahucios tras recoger el Goya a la Mejor actriz protagonista. Por su
parte, Javier Bardem continuó esparciendo el mensaje de su documental Hijos de las nubes, la última colonia, y
defendió la libertad del pueblo saharaui al subir al escenario. Desde el patio
de butacas, muchos artistas exhibían pegatinas en contra de los recortes.
Uno de los aciertos de la gala fue el momento cómico de los
chicos de Muchachada Nui, que
hicieron una parodia de todas estas reivindicaciones. Así, entre las risas del
público, pidieron premios al “Mejor desnudo gratuito” o un mejor trato para
“los actores con la cara pixelada”. En una gala definida por la política, el
oxígeno de la comedia se hacía más necesario que nunca. Eva Hache repitió la
jugada de la gala anterior y volvió a meterse dentro de las cuatro películas
finalistas. En sus intervenciones, se agradecieron los momentos en los que el
cine era el blanco de las bromas (no faltó el recurrente chiste a costa de la
película Manolete), ya que en
ocasiones su excesivo empeño en hacer comentarios punzantes con contenido
político quitaba naturalidad a sus monólogos y les daba un aire algo forzado.
Concha Velasco, tras recibir el Goya Honorífico de manos de
su sobrina Manuela Velasco, nos demostró una vez más por qué es la gran dama
del cine español. La actriz relató su decepción en los Premios Goya de 1997,
cuando estuvo nominada y se fue con las manos vacías. Cargada de elegancia,
humor y sobre todo, mucha ilusión, Velasco brilló con luz propia al recoger el
premio, que muchas veces actúa como una especie de compensación para aquellos
actores o cineastas que la Academia no supo reconocer en su momento.
Aunque la política acabó siendo una de las protagonistas
esperadas de la noche, la gala también fue una carta de amor al arte y al cine
español. Reivindicativos o no, todos los presentes tenían algo en común: su
aferramiento al cine, todo un salvavidas en tiempos de crisis. “Este es un
hermoso oficio, a pesar de todo”, recordaba José Sacristán al recoger su
premio, mientras que Juan Antonio Bayona hacía hincapié en la necesidad de
hacer tanto películas grandes como medianas y pequeñas. Y frente a la
politización a la que es sometido el cine español, merece la pena quedarse con
el discurso del presidente de la Academia, Enrique González Macho, que actuó
como la voz de la concordia, dejando claro que “el cine no pertenece a ningún
partido político”, sino que “nos pertenece a todos”. A pesar de los recortes,
la subida del IVA, las protestas y la crisis, hubo un mensaje que quedó claro:
la cultura es necesaria, el cine es necesario. Alain Bainée, responsable de la
dirección artística de Blancanieves,
supo transmitir el sentimiento que une a todo el sector del cine con una simple
frase: “Que nuestra máquina de sueños siga viva”.
Lista de ganadores
Mejor película
Blancanieves
Mejor dirección
Juan Antonio Bayona, Lo imposible
Mejor dirección novel
Enrique Gato, Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor actor protagonista
José Sacristán, El muerto y ser feliz
Mejor actriz protagonista
Maribel Verdú, Blancanieves
Mejor actor de reparto
Julián Villagrán, Grupo 7
Mejor actriz de reparto
Candela Peña, Una pistola en cada mano
Mejor actor revelación
Mejor actor revelación
Joaquín Núñez, Grupo 7
Mejor actriz revelación
Macarena García, Blancanieves
Mejor guión original
Pablo Berger, Blancanieves
Mejor guión adaptado
Javier Barreira, Gorka Magallón, Ignacio del Moral, Jordi Gasull y Neil Landau, Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor montaje
Mejor guión original
Pablo Berger, Blancanieves
Mejor guión adaptado
Javier Barreira, Gorka Magallón, Ignacio del Moral, Jordi Gasull y Neil Landau, Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor montaje
Lo imposible
Mejor dirección de fotografía
Blancanieves
Lo imposible
Mejor dirección artística
Mejor dirección artística
Blancanieves
Mejor diseño de vestuario
Blancanieves
Mejor maquillaje y/o peluquería
Blancanieves
Mejor sonido
Lo imposible
Mejor música original
Blancanieves
Mejor canción original
“No te puedo encontrar” (Blancanieves)
Mejores efectos especiales
Lo imposible
Mejor película iberoamericana
Juan de los muertos, Alejandro Brugués (Cuba)
Mejor película europea
Intocable, Eric Toledano y Olivier Nakache (Francia)
Mejor canción original
“No te puedo encontrar” (Blancanieves)
Mejores efectos especiales
Lo imposible
Mejor película iberoamericana
Juan de los muertos, Alejandro Brugués (Cuba)
Mejor película europea
Intocable, Eric Toledano y Olivier Nakache (Francia)
Mejor película de animación
Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor película documental
Hijos de las nubes, la última colonia
Mejor cortometraje de ficción
Aquel no era yo
Mejor
cortometraje de animaciónAquel no era yo
El vendedor de humo
Mejor cortometraje documental
A story for the Modlins
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