5 de octubre de 2012

"El arte de Frankenweenie": Sparky llega a Madrid

Ya falta poco para que podamos disfrutar de la nueva obra de Tim Burton, Frankenweenie, y para ir calentando motores, la exposición El arte de Frankenweenie aterriza en Madrid. Hasta  el 6 de octubre, los fans del director que se pasen por el Conde Duque podrán conocer, de forma gratuita, los secretos que se esconden detrás de la película, que se estrenará en cines el día 11 de este mes. La exposición nos lleva de la mano por el proceso de creación del film, rodado con la técnica del stop-motion y que tiene su origen en el cortometraje homónimo que Burton realizó en 1984. En ella se cuenta la historia de cómo un inteligente y solitario chico, Víctor, devuelve a la vida a su perro Sparky mediante uno de sus experimentos.

Junto a los bocetos y a las fotos podemos ver las marionetas de los personajes utilizadas en el rodaje, acompañadas por su cuidado vestuario. Pero sin duda lo que más llama la atención es la presencia de los pequeños “decorados” en los que transcurre la acción de Frankenweenie. Así, podemos conocer de primera mano la habitación del protagonista, el desván (lugar en el que Víctor realiza sus experimentos científicos) y su clase. Esto nos permite percibir detalles que en la película pasan desapercibidos, a la vez que nos hacemos una idea del minucioso trabajo de animación que tuvo que seguirse para conseguir un resultado perfecto. La exposición incluye un pequeño recorrido guiado, lleno de anécdotas y datos que ayudan a comprender mejor el proceso del stop-motion. Además, para comparar los materiales originales con el resultado final se ofrece la posibilidad de ver el tráiler de la película en 3D.     

El arte de Frankenweenie hace parada en la capital española siguiendo su tour mundial, después de haber pasado por ciudades como Barcelona, San Diego o Toronto. Aunque se trata de una exposición pequeña, los amantes del séptimo arte que la visiten no saldrán decepcionados.

Centro Conde Duque (Madrid)
Calle Conde Duque, 9
Horario: de 10:30 a 21:00 de martes a sábado. De 10:30 a 14:00 los domingos y festivos. 



3 de octubre de 2012

Fight. Dream. Hope. Love

La película Los miserables es la protagonista del post de hoy.  Esta esperada producción nos ha traído dos novedades. La primera de ellas es el póster con el que se presenta la película y que podéis ver bajo estas líneas. Tiene como única protagonista a Isabel Allen, quien interpreta a la pequeña Cosette. El segundo es un nuevo vídeo que nos muestra parte del making off del film.


No, no nos hemos vuelto locos ni nos hemos vuelto de repente partidarios de los trailers y videos promocionales, que por norma general desvelan sorpresas de la película, cuando no la destripan por completo. En este caso, al tratarse de la adaptación de la famosa novela de Víctor Hugo, nada de la trama es un misterio para quien ya conozca el argumento. En el vídeo podemos ver cómo los actores explican el sistema que están utilizando para rodar los números musicales. Los miserables presenta como novedad que sus números musicales son "en vivo". Es decir, los intérpretes están realmente cantando al mismo tiempo que son grabados por las cámaras. Esto, según palabras de los propios actores, "les da más libertad". El resultado final lo podremos ver el 28 de septiembre. De momento, el adelanto tiene buena pinta.



21 de septiembre de 2012

Arrugas

Hoy, 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer. Por este motivo hoy vamos a comentar la película Arrugas, de la que también hablamos hace unos días con motivo de su reciente nominación a los Premios del Cine Europeo. Como ya sabéis, Arrugas es una película española de adaptación basada en el cómic de Paco Roca del mismo nombre y dirigida por Ignacio Ferreras. En la pasada edición de los Goya se llevó los dos premios a los que estaba nominada: Mejor película de animación y Mejor guión adaptado.


Arrugas nos cuenta la historia de Emilio, un anciano recién llegado a una residencia. Allí conocerá a los que son sus nuevos compañeros y entablará una sólida relación de amistad con uno de ellos, Miguel. Todo ello mientras va descubriendo poco a poco los primeros síntomas de la enfermedad que sufre, Alzheimer. Detrás de cada anciano de la residencia hay una historia diferente, que la película descubre de una forma excepcional. Las hay tristes, emotivas, entrañables... sean como sean, sus protagonistas tienen en común una cosa: son humanos. Es fácil reconocer en estos personajes de dos dimensiones rasgos, anécdotas y comportamientos que vemos habitualmente. De ahí viene la sensación de familiaridad que transmite el film.

Bajo su apariencia inocente, Arrugas es una película dura, difícil de digerir, aunque también nos da las dosis necesarias de optimismo y humor para asimilarla. Nos pone frente a ese lugar tan incómodo llamado realidad, para hacer que reflexionemos sobre nuestra propia relación con las personas mayores que nos rodean.


Las películas como esta son necesarias. Y actualmente mucho más, ya que estamos viendo día tras día cómo merma el presupuesto dedicado a los (pero no rentables) servicios sociales y a la investigación. En el Día mundial del Alzheimer, os invitamos desde aquí a disfrutar de Arrugas, una llamada de atención sobre esta enfermedad y una gran historia de amistad. No os arrepentiréis.

Y además...
Si queréis aprender más cosas sobre el Alzheimer, podéis consultar la página web de la Fundación Alzheimer España. También os dejamos un vídeo que forma parte de una campaña publicitaria para concienciar a los ciudadanos sobre la enfermedad. Tiene ya algunos años, pero sigue siendo tan efectivo como el primer día.


19 de septiembre de 2012

'Vicky Cristina Barcelona': El verano bohemio de Woody Allen

"Quería rendir homenaje a Barcelona, porque me encanta esta ciudad y porque me encanta España en general. Es una ciudad llena de belleza visual, su sensibilidad es muy romántica. Una historia así solo podría ocurrir en un lugar como París o Barcelona". Con estas palabras describía Woody Allen a la ciudad protagonista de su película del 2008. Bajo el sugerente título de Vicky Cristina Barcelona, el director nos presentaba su primer trabajo situado en nuestro país, tras su trilogía inglesa compuesta por Match Point, Scoop y El sueño de Casandra.

Vicky y Cristina son dos turistas estadounidenses, interpretadas por Rebecca Hall y Scarlett Johansson, que llegan a Barcelona para pasar el verano. Aunque son amigas desde hace tiempo, sus personalidades son muy diferentes: Vicky es racional y ordenada, mientras que Cristina es impulsiva y apasionada. Su encuentro con un pintor español, Juan Antonio (Javier Bardem), da un giro inesperado a sus vacaciones. Mientras, la sombra de María Elena (Penélope Cruz), la ex mujer del artista, parece ser omnipresente.

Woody Allen tiene un talento especial para hacer brillar a los escenarios en los que se desarrollan sus historias, transformándolos en un protagonista más. Así, ha convertido a Manhattan en todo un símbolo de su cine gracias a films como Annie Hall y ha reafirmado el carácter romántico y mágico de la capital de Francia con uno de sus trabajos más recientes, Midnight in Paris. Pero mientras que en estas películas aprovechaba las virtudes de las ciudades para hacer que fluyeran con la historia, Vicky Cristina Barcelona cruza la línea y casi se transforma en un producto publicitario que parece la obra maestra de una oficina de turismo.

La visión que presenta Allen es un puñado de tópicos e idealizaciones que rozan lo ridículo. La película muestra la promesa de la (¿típica?) vida española: veladas acompañadas del sonido de la guitarra, gente interesante y llena de inquietudes artísticas, bellas ciudades, buen vino a todas horas… todo lo contrario a la América "consumista" de la que proceden las dos turistas, como se dice literalmente en la película. El máximo exponente de este estilo de vida es el personaje al que da vida Javier Bardem, quien lleva estupendamente el rol de hombre bohemio y seductor.

Los actores intentan levantar una película que se cae por su propio peso y se convierte en una sucesión de momentos pasionales con conversaciones sobre el amor y la belleza de la vida que, si alguna vez pretendieron ser profundas, no consiguieron ni por asomo lograr su propósito. No hay ni rastro del humor ingenioso al que nos tiene acostumbrados el director y son muy pocas las ocasiones que tenemos de esbozar una sonrisa. Las escenas se van desarrollando de forma algo inconexa, sin que sepamos muy bien dónde quiere ir a parar la película. Para dar unidad a las imágenes se utiliza el recurso de una voz en off que va narrando lo que sucede en el verano de las dos amigas.

El trabajo de Rebecca Hall, Javier Bardem y Penélope Cruz se convierte en lo mejor del film. Merece la pena destacar a Hall, actriz que quizá por motivos comerciales (su nombre no es ni la mitad de conocido que el de su compañera Scarlett Johansson) no obtuvo el reconocimiento que se merecía. Por otra parte, los intérpretes españoles bordan su papel de ex pareja atormentada y autodestructiva y cogen más fuerza cuando están juntos en la pantalla. El personaje de Cruz se hace de rogar y no aparece hasta bien avanzada la película, pero fue la clave para que Vicky Cristina Barcelona acaparara nominaciones y premios que de otra forma no hubiese podido conseguir, como el Oscar que obtuvo Cruz como Mejor actriz de reparto (aunque no olvidemos que la película fue premiada con un Globo de Oro como Mejor comedia o musical, lo que dice muy poco de estos galardones).

Los amantes de la versión original tendrán como recompensa el poder valorar con plenitud el guión del director neoyorquino. Esto es porque los protagonistas van saltando del inglés al castellano de forma natural, y el doblaje estropea las situaciones fílmicas originales, en las que se cuenta con el choque de ambos idiomas. Además, siempre chirría oír a los personajes interpretados por actores patrios con voces que no son las originales. Sin duda, esta es una de esas películas que piden a gritos que nos abonemos a los subtítulos, ya que el doblaje afecta directamente a la historia.

Dos canciones se repiten como leitmotiv: "Barcelona", de Giulia y los Tellarini y "Entre dos aguas", de Paco de Lucía. Su presencia constante llega a cansar al espectador en una película que ya de por sí es agotadora, y que tiene un final que acogemos con los brazos abiertos, porque la historia ya no da más de sí. Los personajes y las situaciones mal estructuradas sólo nos dejan la duda de si estamos verdaderamente ante una película de Woody Allen y, sobre todo, unas ganas tremendas de visitar Barcelona.

Ante el inminente estreno de A Roma, con amor de este viernes, es inevitable preguntarnos si estaremos ante una nueva versión de Vicky Cristina Barcelona o si, por el contrario, se repetirán los buenos resultados de Midnight in Paris. De momento sabemos que los periodistas italianos que pudieron ver la película antes de que se estrenase en su país se mostraron algo ofendidos y afirmaron que Allen ofrecía una visión estereotipada del país. Al menos, el director es honesto, lo que se agradece. En una reciente entrevista publicada en El País dijo estar de acuerdo con eso de que "sus películas europeas son como guías turísticas". "No tengo conocimiento real de esas ciudades, no conozco Barcelona como un español o Londres como un inglés. En Europa soy estrictamente un turista, y tengo la percepción de un turista". A partir de este viernes podremos adentrarnos en la Roma de Allen. Crucemos los dedos.

Publicado en www.ecartelera.com

18 de septiembre de 2012

'Arrugas', nominada a Mejor película de animación europea

La película Arrugas, la película basada en el cómic de Paco Roca, competirá por el premio de Mejor película de animación europea en los próximos Premios del Cine Europeo. Así lo ha anunciado esta mañana la Academia de Cine Español. El film, dirigido por Ignacio Ferreras, competirá con la checa Alois nebel, de Tomás Lunák y la inglesa Piratas, de Peter Lord. La entrega de premios se celebrará el 1 de diciembre en Malta. En el caso de que Arrugas se hiciera con la victoria ya serían dos las victorias consecutivas de una película española en esta categoría, ya que el año pasado Chico y Rita consiguió llevarse el galardón.



Además, los fans de la película y de Paco Roca están de enhorabuena. El MuVIM (Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad) acoge estos días y hasta mediados de octubre una exposición en la que se muestra la obra del artista: carteles, trabajos publicitarios, material relacionado con sus cómics... Y lo que es más interesante, sus cuadernos de viaje, en los que dibujaba para un fin exclusivamente personal. "El resto de mi obra siempre está hecha para que alguien la vea pero esas libretas están hechas para mí, por solo el placer de dibujar y no hay nada más íntimo, ni siquiera en mi ropa interior, como esas libretas", reconoce Roca.

Arrugas también es noticia esta semana por otro motivo: ha sido una de las primeras películas en ser confirmadas para la muestra Recent Spanish Cinema, celebrada anualmente en Los Angeles. El evento, que ya va por su XVIII edición, es una iniciativa del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) para promocionar nuestro cine al otro lado del charco. Otras películas que también se podrán visionar serán Grupo 7, Tengo ganas de ti,  La voz dormida y Los niños salvajes.


Y hablando de premios...
... Francia ya tiene a su candidata en la carrera a los Oscar. La película Intocable será la encargada de representar al país galo. Una muy buena opción, ya que tiene todos los ingredientes necesarios para pasar todos los cortes y, finalmente, ser la ganadora. El largometraje, que recientemente superó el récord de Amélie como película francesa más taquillera fuera de sus fronteras, cuenta una historia llena de optimismo y ganas de vivir. Un relato en el que vemos cómo los personajes protagonistas superan sus miedos y dificultades. Todo ello aderezado con humor y el punto justo de ñoñería. En definitiva, una auténtica perdición para los académicos.

11 de septiembre de 2012

'Blancanieves', 'Grupo 7' y 'El artista y la modelo', en busca del sueño dorado


Blancanieves, Grupo 7 y El artista y la modelo son las tres películas que la Academia de Cine Español ha elegido como precandidatas para representar a nuestro país en los próximos premios Oscar. Las obras de Pablo Berger, Alberto Rodríguez y Fernando Trueba, respectivamente, conocerán su suerte el 27 de septiembre, día en el que se desvelará finalmente cuál de las tres será la seleccionada.

Una de las apuestas más fuertes es la Blancanieves de Berger, una original revisión del cuento de los hermanos Grimm protagonizada por Maribel Verdú y Macarena García. Muda y en blanco y negro, se podría pensar que es una producción surgida para aprovechar el tirón de The artist. Sin embargo, la película lleva desarrollándose años; primero en la mente de su director (que también es su guionista) y desde hace un lustro en un duro proceso de producción. Parece ser que la “cabezonería” de Berger ha valido la pena, ya que, según hemos conocido recientemente, el film ha sido ovacionado después de su proyección en el Festival de Toronto y se está llevando los halagos de la crítica. El medio estadounidense The Hollywood Reporter la ha descrito como “una carta de amor a las películas mudas europeas de los años veinte” y ha afirmado que es “la versión más original de las Blancanieves estrenadas este año”, situándola por encima de los largometrajes Blancanieves (Mirror mirror) y Blancanieves y la leyenda del cazador. El día 28 de septiembre llegará a nuestros cines, pero antes competirá por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián.

A pesar de todo esto, no hay que descartar a las otras dos precandidatas. Grupo 7 también fue recibida con buenas críticas tras su estreno en el mes de abril y seguro que la encontraremos en las listas de “las mejores películas españolas del año”. La acción de esta película se desarrolla en la Sevilla previa a la Expo del 92’, y sigue los pasos de un comando de la policía (el mencionado “Grupo 7”) contratado para “limpiar” las calles de la ciudad. Antonio de la Torre y Mario Casas son los protagonistas de este largometraje, que participó en el Festival de Tribeca de este año. Javier Ocaña, del diario El País, la definió como “una obra tan entretenida como sobrecogedora”.

Por otro lado, detrás de El artista y la modelo encontramos a uno de los grandes, Fernando Trueba, quien ya tiene experiencia en esto de los Oscar; en 1994 subió al escenario del Dorothy Chandler Pavilion para recoger el Premio de la Academia de Hollywood por Belle Epoque. Allí fue donde pronunció unas palabras que han pasado a la historia: “Me gustaría creer en Dios para agradecérselo, pero sólo creo en Billy Wilder… así que gracias, Sr. Wilder”. No tuvo la misma suerte en la pasada edición de los Oscar, en la que Chico y Rita, película en la que trabajó junto con Javier Mariscal, se quedó las puertas del Oscar a la Mejor película de animación, que finalmente se llevó Rango. El artista y la modelo se estrenará el mismo día que Blancanieves, el día 28 de este mes. La película está ambientada en la Francia ocupada del año 43, por lo que está rodada en francés. El director Juan Antonio Bayona ha aprovechado su Twitter para alabar la película, diciendo que “tiene una secuencia sobre un dibujo que sólo por eso merece ser vista”. El crítico de cine Gregorio Belinchón afirma que es “mágica” y que viendo el film “te reconcilias con Trueba, con la alegría de vivir, con la lucidez, con el arte y la creación”.

En definitiva, será una reñida disputa, ya que las tres películas son unas sólidas candidatas, aunque desde aquí nos decantamos por Blancanieves. Sea cual sea la ganadora, esta tendrá que enfrentarse a un difícil camino que tiene como meta llegar a ser una de las películas nominadas como Mejor película extranjera. Lo cierto es que las estadísticas juegan a nuestro favor: España se encuentra en la tercera posición en la lista de países que cuentan con un mayor número de nominaciones en esta categoría, sólo detrás de Italia y Francia. La última vez que una cinta española estuvo nominada fue en el 2005, con Mar adentro, el trabajo de Alejandro Amenábar, que además logró llevarse el preciado galardón. Desde entonces, ningún film español ha conseguido colarse entre los nominados.

Si hay algo que está claro es que no debe darse nada por seguro. El año pasado, la Academia escogió a Pa negre como representante, dejando fuera a La piel que habito, de Almodóvar, cineasta acostumbrado a estar entre el palco de butacas de las galas de los Oscar. Una decisión que meses más tarde Agustín Almodóvar (hermano del director) echó sutilmente en cara a los académicos después de que la película de Agustí Villaronga fuese descartada en el primer corte y de que La piel que habito ganara el BAFTA como Mejor película extranjera. De momento, nos queda esperar hasta el día 27, cuando saldremos de dudas y sabremos qué película comienza a luchar por el sueño dorado.

2 de agosto de 2012

'El dictador': El (otro) gran dictador


Sacha Baron Cohen siempre es sinónimo de polémica. El camaleónico actor, que recibe tantos halagos como demandas, vuelve a la cartelera tan irreverente como de costumbre. Esta vez lo hace tras un nuevo personaje, el general Aladeen, dictador del ficticio país de Wadiya. Después de su trabajo en Borat y Bruno, Baron Cohen repite con el director Larry Charles detrás de las cámaras, aunque está vez da un enfoque distinto al largometraje.


En El dictador  no vamos a encontrarnos con situaciones presentadas como reales, como lo hacían sus predecesoras, y no hay hueco para las reacciones espontáneas de la gente corriente que se topa con los protagonistas. Todo gira alrededor de la pura ficción. Eso sí, si hay algo que tienen en común las películas anteriores con esta es su casi inverosímil promoción, en la que Baron Cohen lleva a sus personajes a la realidad. Fue sonada su aparición en la gala de los Oscar de este año, en la que, camuflado como el general Aladeen, se dedicó a esparcir por la alfombra roja las supuestas “cenizas de Kim Jong-il”.  En otras ocasiones también hemos podido verle caracterizado como sus personajes a la hora de dar entrevistas. Sea como sea, el actor siempre se encarga de que se hable más de su película antes que después del estreno.

El dictador no cuenta con una de las grandes bazas de Borat, el factor sorpresa, y los seguidores del cómico no se encontrarán con grandes novedades. Se sigue jugando con lo políticamente incorrecto como motor del film, algo que queda muy claro desde el inicio, cuando vemos que la película está dedicada a la memoria del antes mencionado Kim Jong-il. Los chistes homófobos, racistas y machistas siguen constituyendo una importante base del guión, que demuestra que se puede hacer humor con cualquier tema, por espinoso que sea. Y esto incluye el terrorismo islámico, uno de los temas delicados por excelencia en la sociedad estadounidense, y los regímenes dictatoriales.

Sobre la película vaga la sombra de Charles Chaplin y su obra El gran dictador, de la que recoge su espíritu crítico. El dictador, bajo su apariencia cómica, guarda una interesante reflexión sobre las democracias actuales, reflejada en un discurso final (otro paralelismo con la película de Chaplin) que nos da un baño de amarga realidad. Es una pena que sus acertadas dosis de crítica y humor inteligente palidezcan bajo otros momentos en los que Baron Cohen y el resto de los guionistas deciden ir a lo fácil, mediante gags zafios que hacen que la película no brille con toda la fuerza con la que podría haberlo hecho. Pese a esto, y sabiendo que su humor puede resultar chocante para muchos espectadores, podemos decir que El dictador es la obra más acertada del cómico hasta el momento.

Crítica publicada en: www.puntoencuentrocomplutense.es

4 de julio de 2012

'Tres metros sobre el cielo': Y sin embargo, es cine


No sólo de obras maestras vive el cine. Como todo el mundo sabe, las grandes películas que perdurarán en el tiempo como joyas del séptimo arte representan una ínfima proporción en relación al enorme mercado de trabajos audiovisuales. Teniendo en cuenta la enorme subjetividad que rodea este campo, sí que podríamos afirmar que gran parte de los films estrenados cada año en la gran pantalla son olvidables, o incluso, que no merece la pena perder el tiempo con ellos. Por suerte, cada persona tiene gustos diferentes, que hacen que esta norma tenga tantas variantes como espectadores. Por esto, quizá la única afirmación inamovible e invariable es la siguiente: todo es cine. Evidentemente, lo es Psicosis, El Padrino, Viridiana y Centauros del desierto. Pero también, por mucho que a veces no lo queramos reconocer, es cine Scary Movie, Elektra, Torrente y Crepúsculo. Y también es cine la película de la que hoy vamos a hablar.


Quien se dedica a escribir o locutar sobre cine tiene que enfrentarse en muchas ocasiones con largometrajes que no le apetece ver, a los que pondrá mala cara o para los que no es su público objetivo (películas dedicadas a niños o adolescentes), pero que tiene que ver porque, evidentemente, sin visionado no hay opinión (o al menos, eso sería lo lógico). Esto último fue la base para que por fin me decidiera a ver Tres metros sobre el cielo, aprovechando que su secuela, Tengo ganas de ti, se ha estrenado recientemente en los cines. Además, criticar por criticar es demasiado fácil, y a menudo nos deja comentarios superficiales que acaban estando tan manoseados que pierden su sentido. Así que, sin más dilación, comenzamos. Aviso de que va a ser un texto bastante diferente a los que aparecen normalmente en el blog, pero es que la ocasión lo merece.

Fernando González Molina nos presenta esta nueva adaptación de A tres metros sobre el cielo, la popular novela del escritor italiano Federico Moccia, ese hombre que tiene, sospechosamente, demasiadas fotos con gorra y que podéis ver a vuestra derecha. Ya hubo una adaptación previa en el 2004 en su país natal, en el que el propio Moccia se encargó de estar entre los guionistas, para darse el placer de destrozar aún más su propia historia. Con el fenómeno Moccia en auge se puso en marcha un proyecto que no es frecuente en España, realizar un remake, que finalmente vio la luz en diciembre de 2010. María Valverde y Mario Casas, quienes se pusieron en la piel de los protagonistas, fueron otro factor clave para que los adolescentes (y no tan adolescentes) se amontonaran en las salas y dieran un buen empujón a la taquilla española (que se agradece, y mucho, todo sea dicho). Los actores, en general, están bastante correctos en sus papeles. Junto a Valverde y Casas tenemos a Nerea Camacho (Camino), Álvaro Cervantes (El juego del ahorcado), Diego Martín (Amigos) y a Marina Salas (The Pelayos), entre otros. De la parte técnica tampoco diré ninguna palabra en contra. Ni siquiera de su guionista, Ramón Salazar, que realizó una digna adaptación del material del que partía. El problema fundamental de Tres metros sobre el cielo es que de donde no hay, no se puede sacar.

Empecemos presentando brevemente la historia: Babi (Valverde) es una joven de 17 años, de clase alta, alumna modelo en la escuela y que va a fiestas en las que en cualquier momento puede aparecer Isabel Preysler y ofrecerte un Ferrero Rocher. Un día conoce a Hache, al que supongo que llamarán así porque cada vez que abre la boca se le escapa dicha letra de una forma alarmante, alternada entre las consonantes y las vocales quintuplicadas (y por supuesto, mezclando también mAaahYúusCulaaash y MiiihnúSculAaash). El caso es que el tal Hache es todo un "malote", que se la trae todo al fresco y cuya máxima aspiración en al vida es ganar en sus carreras de motos o en las competiciones de "hacer flexiones" (no se me ocurre un nombre técnico para esto). Como es previsible, se enamoran, así que ya os podéis imaginar el contraste. 

La historia se desarrolla desde el punto de vista de los protagonistas, convertidos en una especie de héroes cuyo lema es "tú y yo contra el mundo". Una visión inmadura que hará que muchos adultos y adolescentes con las neuronas bien puestas no logren identificarse con los protagonistas (y ya sabemos que la empatía es una de las condiciones imprescindibles para que el público conecte con los héroes de los relatos). Para poner unos ejemplos, la cosa es algo así como "qué mala es mi madre, que se cabrea conmigo porque ayer me escapé de casa por la noche y gracias a una foto del periódico se ha dado cuenta de que fui a unas carreras ilegales de motos en las que la gente se juega la vida" o "qué mala es mi profesora, que me ha pillado falsificando la firma de mi madre y sabe que el otro día hice pellas y me fui con mi novio a la playa". Que seguramente, si te encuentras en la edad del pavo y en tu fase "los adultos me odian" seguro que está muy bien, pero no creo que vaya más allá.

Pero si hay algo reconfortante de Tres metros sobre el cielo, es que las mujeres podemos estar de enhorabuena, porque la película nos da la prueba de que todavía existen hombres de verdad. Basta ya de falsos Romeos, Hache es un hombre con todas las letras, que muestra un amor auténtico. Nada de bombones o piropos, lo que vale es el amor de "te quiero y eso significa que puedo partirle la cara a quien quieras por ti". ¡Eso sí que es amor del bueno, del sano! La película refuerza estereotipos perjudiciales, imágenes desfasadas en las que cada género tiene un rol al que ajustarse para conseguir la aprobación de "la manada". Por no hablar de el amplio rango de valores que caracterizan a Hache, que hacen que mientras vemos la película podamos diferenciar entre lo que le gusta a Hache (es decir, lo guay, lo cool) y lo que no. Si estuviésemos en la película Amélie podríamos decir que "A Hache le gusta... el allanamiento de morada, el secuestro con chantaje, golpear todo lo que se cruce en su camino cuando está cabreado y conducir la moto sin casco". Vamos, ¡el novio que toda madre querría para su hija! El tema del casco me molestó especialmente; el protagonista no se separa ni un momento de su moto y no le vemos en ningún momento con el casco puesto. Sí, de acuerdo, si se lo pusiera no sería tan cool y se despeinaría, pero este aspecto en concreto me parece que puede repercutir negativamente en los espectadores más influenciables, y las muertes de motoristas por no llevar el casco correspondiente no me hacen nada de gracia. Pero ¡cuidado! Que no es que vaya siempre a lo loco, ¿eh? Cuando está en la cocina, lleva delantal para no mancharse la camiseta. Entre fogones, Hache no se la juega

Tampoco os dejéis engañar por el comentario anterior; eso de que llevase camiseta era puramente accidental. El pobre Mario Casas tiene que tener una cláusula en el contrato que le obligue a deshacerse de su camiseta cada x escenas, o si no, no lo comprendo. Claro que no siempre va a estar sin ropa: también pasa buena parte del film en camiseta interior, cosa que sólo se le debería permitir a Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo. A pesar de esto, Hache no es sólo un cuerpo: tiene labia. Si el personaje existiese en la realidad, seguro que cada vez que hablase bajaría la prima de riesgo (y subiría el pan,  que también). Nuestro héroe puede convencer a cualquiera de lo que sea con alguna frase profunda que ni el profesor Keating en El club de los poetas muertos. Ya lo podréis comprobar al principio y al final de la película, cuando escuchéis los esplendorosos mini-monólogos que se marca, de los que os dejo un fragmento: "Ya no hay vuelta atrás, lo sientes. Y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo, y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas. Mucho antes... Y es ahí, justo en ese momento, cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez...." O la que es mi frase-profunda favorita: "De repente aparece alguien que te dice que tranquilo, que aflojes, y cuando aflojas te das cuenta de las cosas"¡Capitán, oh mi capitán!

Y os estaréis preguntando: "¿Qué pasa, que no hay nada bueno en la historia?" Supongo que sí, para ciertas personas, pero yo no me siento capacitada para distinguirlas entre todas las joyas que nuestro amigo Hache nos va dejando por el camino. "Pero por lo menos, los personajes tendrán un arco de transformación, crecerán y evolucionarán, ¿no?", aventuraréis insistentemente. Siento decepcionaros, pero lo más cercano a un arco de trasformación que vais a ver en la película es el proceso de cambio de Babi, que pasa de ser una niña mona que contesta a los comentarios descarados con un agudo: "¡Cretino!" a pegarse con las "más malotas del barrio", al grito de: "¡La próxima vez te mato, p***!". Eso sí, incoherencias de los personajes, para dar o tomar, comenzando por la del final del film [ahí va un SPOILER, aunque ya os digo que tampoco pasa nada si lo leéis y no habéis visto la peli], cuando a Hache le da el venazo y dice, de repente, que ¡se va a Londres a trabajar! Que no está nada mal, teniendo en cuenta que la decisión más importante que habrá tomado este hombre seguramente es si quería churros o porras con el chocolate del desayuno [fin de SPOILER].

Habiendo dicho todo esto, ¿película recomendable? ¡Por supuesto que sí! Ved la película y llorad, reid, criticad o haced lo que os venga en gana. Muchos se quedarán con la parte romántica del largometraje (que la hay, aunque haya pasado de puntillas por ella), desearán estar en la piel de Hache o Babi y lo incluirán dentro de su lista de films favoritos, al lado de Un paseo para recordar. El resto tendremos que conformarnos con alegrarnos porque Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti están haciendo un favor muy grande (económicamente) al cine español. Porque aunque nos pese... esto también es cine.