16 de octubre de 2011

Nunca hubo una mujer como Rita

Hace 93 años nació una de las actrices más importantes de la Edad dorada de Hollywood. Aunque tenía nombre español, Margarita, llegó a convertirse en uno de los mitos de la gran pantalla. Y a pesar de no haber cantado nunca en sus películas, protagonizó escenas musicales que se encuentran entre los más memorables de la historia. Hablamos, cómo no, de Rita Hayworth.


Aunque nació en Brooklyn, sus raíces eran europeas: su madre, Volga Hayworth, tenía descendencia inglesa e irlandesa y su padre, Eduardo Cansino, era español. Este último era un famoso bailarín, por lo que Rita Hayworth tuvo una buena formación en este campo desde que era pequeña. Llegó a participar en la compañía familiar de danza, donde Winfield Sheehan, de la Fox Film Corporation, la descubrió. En ese momento fue cuando comenzó su carrera profesional como actriz, para la que tuvo que cambiar su nombre de nacimiento, Margarita Carmen Cansino, por el que la conocemos actualmente, mucho más acorde con la industria. Con el tiempo llegó a convertirse en uno de los emblemas de la Columbia Pictures.


Aunque realizó bastantes papeles pequeños en sus comienzos, uno de los primeros éxitos de su carrera fue su papel secundario en “Sólo los ángeles tienen alas” (1939), del director Howard Hawks, protagonizada por Cary Grant y Jean Arthur. Pero sin duda, el rol que le ayudó a alcanzar la cima fue “Gilda” (1946) de Charles Vidor. En ella formaba parte de un triángulo amoroso en el que también se encontraban Glenn Ford (con el que rodó cuatro películas más) y George Macready. La película y sus números musicales “Put the blame on mame” y “Amado mío” le dieron fama de “mito erótico”, debido al aura sensual que desprendía su personaje. En España la película fue considerada “escandalosa”, ya que supuestamente atentaba contra la moral cristiana.


La imagen de Gilda se quedó prendida de la actriz, tanto que ella afirmó que “los hombres se iban a la cama con Gilda y se despertaban con ella”. Se casó cinco veces y llegó a divorciarse de sus cinco maridos: Edward Charles Judson, Orson Welles, el príncipe Aly Khan, Dick Haymes y James Hill. Tuvo dos hijas: la primera con Orson Wells (Rebecca Welles), y la segunda con el príncipe Aly Khan (la princesa Yasmin Khan).

Con el que por aquel entonces era su marido, Orson Welles, protagonizó la película “La dama de Shanghai” (1947), en el que interpretó uno de sus mejores papeles cinematográficos. El film también estaba dirigido y escrito por Welles, quien no quedó muy contento con su película, ya que la había rodado para saldar sus deudas con Columbia. La presencia de Hayworth se intentó aprovechar al máximo, por lo Welles se vio obligado a grabar primeros planos de la actriz, para darle “glamour” a la película, además de un pequeño número musical.


Sin embargo, la imagen con la que aparecía en el largometraje (rubia y con el pelo corto) causó un gran revuelo. Su estreno, de hecho, fue pospuesto por el temor a que dañara la imagen de la estrella de la productora. En la película Hayworth protagoniza otro momento destacado en la historia del cine: la escena final en la sala de los espejos. El ambiente de esta escena fue rescatada años más tarde por Woody Allen, quien la utilizó para su película “Misterioso asesinato en Manhattan” (1993).


Aunque, como dijimos en un post anterior, Rita Hayworth no llegara a cantar con su propia voz en ninguna de sus películas, su formación como bailarina hizo que protagonizara muchos números de baile y películas musicales. Fue pareja de los dos bailarines más famosos de Hollywood: Gene Kelly y Fred Astaire. Con el primero protagonizó “Las modelos” (1944), de Charles Vidor. Y junto a Fred Astaire, las películas “Desde aquel beso” (1941, Sidney Lanfield) y “Bailando nace el amor” (1942, William A. Seiter). También formó parte del reparto de “Pal Joey” (1957, George Sidney), con el cantante y actor Frank Sinatra. Otro de sus musicales fue “Esta noche y todas las noches” (1945, Victor Saville), ambientada en el Londres de la II Guerra Mundial.


Además de estos trabajos, tuvo otros papeles destacados. Fue una de las actrices de la adaptación de la novela del español Vicente Blasco Ibáñez, “Sangre y arena” (1941, Rouben Mamoulian), en la que interpretaba a Doña Sol. También desempeñó el famoso rol de Carmen en “Los amores de Carmen” (1948, Charles Vidor). Hayworth incluso participó en una de las películas que Hollywood realizó basándose en la Biblia. Se trataba de “Salomé” (1953), de William Dieterle. En ella se modificó la historia de la princesa, a la que ella interpretaba. En la película Salomé se enamoraba de un soldado romano convertido al cristianismo, papel que realizó Stewart Granger. El momento más recordado de la película es aquel en el que la actriz realiza la danza de los siete velos, para conseguir manipular la voluntad del rey Herodes (Charles Laughton).


Rita Hayworth llegó a participar en más de 60 películas, hasta que su enfermedad, el Alzheimer, le impidió seguir memorizando guiones. Su último film fue “La ira de Dios” (1972, Ralph Nelson). Falleció en Nueva York en 1987, a los 68 años.